La constante depreciación del rublo complica el pago de la deuda externa rusa
Las reservas en moneda extranjera del Banco Central de Rusia sufrieron la semana pasada su mayor caída semanal en lo que va de año (600 millones de dólares, 696 millones de euros) debido a los esfuerzos de la entidad para tratar de frenar la constante depreciación del rublo a través de agresivas intervenciones en el mercado. Pese al fuerte desembolso llevado a cabo, la divisa rusa cerró a 31 unidades por dólar, en lo que se ha convertido en una lenta pero constante caída del rublo, que acumula una depreciación del 40% desde la crisis de 1998
El banco atribuye la reciente inestabilidad de la moneda precisamente a las presiones del Gobierno justo en sentido contrario: el Kremlim reclama una divisa fuerte para facilitar el pago de la deuda.
Y es que el Gobierno está trabajando contrarreloj para tratar de suavizar el calendario de pagos de la deuda externa que se le avecina y que tendrá su máximo pico el próximo año, cuando tendrá que afrontar pagos por importe de 17.000 millones de dólares (19.720 millones de euros). De momento, ha conseguido un acuerdo con algunos países del Club de París (Finlandia, España e Italia) para llevar a cabo una reestructuración de la deuda bilateral a cambio de inversiones y compra de productos procedentes de estos países.
El Gobierno quiere aprovechar al máximo los ingresos procedentes del petróleo, ahora que los precios mantienen un nivel alto y que los recortes de producción aprobados por los países del golfo Pérsico ofrecen una clara posibilidad de ganar cuota de mercado. Además, los ingresos procedentes del crudo se efectúan en dólares, lo que le permite consolidar su situación fiscal en las actuales circunstancias. De ahí, el superávit primario registrado en las cuentas públicas en el último ejercicio.
En un reciente informe, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advertía que la debilidad del rublo unida al riesgo de una crisis energética son los dos principales factores que amenazan a corto plazo el enorme progreso en la estabilidad de las cuentas públicas realizado por Rusia desde 1998.
De ahí su recomendación para que el Kremlim destine parte de los ingresos procedentes del petróleo para crear un fondo de estabilización para evitar riesgos fiscales derivados de una drástica caída de los precios del crudo. A su juicio, ¢un fondo de estabilización podría introducir además cierto estímulo para propiciar la apreciación del rublo¢, lo que a su vez reduciría las tensiones inflacionistas y disminuiría el desequilibrio de la balanza corriente. En última instancia, aumentaría el margen del banco central para bajar los tipos de interés.
Pese a los consejos de la OCDE, Moscú está decidida a todo para reducir el coste del pago de la deuda. El secretario de Estado de Finanzas, Sergei Kolotukhin, admitió en una entrevista a Reuters la semana pasada que el Gobierno está dispuesto a utilizar los ingresos extra del petróleo para comprar al mercado su propia deuda externa.