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Crisis

Arabia Saudí condiciona su plan de paz al fin del cerco israelí sobre Arafat

El príncipe heredero de Arabia Saudí, Abdalá Ben Abdelaziz, condicionó ayer su plan de paz a que Israel levante el cero que mantiene sobre el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasir Arafat. Los países del golfo Pérsico respaldaron ayer la propuesta saudí, pero exigieron el fin de los ataques israelíes contra los palestinos. Una incursión militar israelí en dos campos de refugiados se saldó ayer con 11 muertos.

Los países del Consejo de Cooperación del golfo Pérsico (CCG), Arabia Saudí, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar consideran 'clave' la presencia de Arafat en la Cumbre de la Liga Árabe, el 27 y 28 de marzo en Beirut. 'Si Israel no le permite asistir a la cumbre, sería una señal de que [el primer ministro] Ariel Sharon no se toma en serio la propuesta', señaló el ministro saudí de Exteriores, Jamil Al-Hejailan.

Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE se reunieron ayer en Granada con los representantes de los seis Estados del CCG. El jefe de turno de la diplomacia europea, el canciller español Josep Piqué, confirmó que la oferta saudí se conocerá con detalle 'sólo si Arafat está presente en Beirut'.

Las líneas maestras del plan saudí pasan por la normalización de las relaciones de los países árabes con Israel, si éste se retira de los territorios palestinos conquistados en la guerra de los Seis Días (1967). El ministro de Exteriores de Omán, Yusufi Bin Alawi Abdulá, dejó claro que el plan saudí abarca todas las cuestiones pendientes: la retirada de todos los territorios ocupados por Israel en 1967, incluyendo los altos del Golán sirios y los territorios libaneses, además de Jerusalén Este, que sería la capital del futuro Estado palestino.

Los planteamientos saudíes se basan en las resoluciones de la ONU sobre el conflicto árabe-israelí y el principio de 'intercambio de paz por territorios', acordado en la Conferencia de Madrid para la Paz en Oriente Próximo, celebrada en octubre de 1991. Alawi Abdulá recalcó la trascendencia del plan: 'No es un movimiento táctico, son propuestas auténticas'.

Ataque israelí

Las amenazas para la paz son constantes. El último desafío es la ocupación israelí de los campos de refugiados palestinos de Jenín y Balata. Las tropas irrumpieron en los territorios en la madrugada del jueves. Los enfrentamientos con los militantes se han saldado con 11 muertos, 10 palestinos y un israelí, y más de 120 heridos. El secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, exigió ayer a Sharon la retirada de las tropas, pero éste se negó. 'Mientras persistan los ataques terroristas, Israel adoptará las medidas necesarias para defender a sus ciudadanos', declaró Sharon a la radio estatal.

Es la primera vez en este conflicto que los soldados israelíes se adentran en campos de refugiados, ya que en estos territorios el control está en manos de los radicales. Helicópteros, tropas de infantería y blindados participaron en la operación. Tel Aviv justificó la acción alegando que los campos son el refugio de los terroristas que atentan contra militares y colonos judíos.

Antes de entrar, las tropas invitaron a los habitantes a abandonar las casas, pero los dirigentes locales instaron a la población a 'resistir con todas sus fuerzas'. Las autoridades israelíes aseguraron entonces que no abandonarían la zona hasta haber registrado 'casa por casa'. Más de 1.200 personas, la mayoría palestinas, han muerto en los 17 meses de la actual Intifada.

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