Bush fracasa en el logro de un acuerdo con China sobre control y venta de armamento
El encuentro entre el presidente estadounidense, George Bush, y su homólogo chino, Jiang Zemin, no logró los objetivos fijados. El dirigente de Pekín rechazó con amabilidad todos los puntos clave de la agenda de Bush: restricción de la proliferación de armas nucleares, compromiso de no vender armamento al eje del mal (Corea del Norte, Irán e Irak), mejoras de las relaciones entre Pekín y Taipei y avances en derechos humanos y libertades en China.
La consejera estadounidense para la Seguridad Nacional, Condolezza Rice, reconoció antes de que los presidentes comparecieran en rueda de prensa que no habría 'ningún acuerdo' sobre proliferación nuclear. Washington buscaba el compromiso explícito de Pekín de no vender armamento nuclear a los llamados Estados rebeldes, entre ellos los citados.
'Nuestro Gobierno espera que Pekín se oponga con fuerza a la proliferación de misiles y otras tecnologías mortíferas', dijo Bush ante un impasible Zemin. China replicó que ha cumplido los pactos de noviembre de 2000, por los que se comprometió a no vender armas a Estados peligrosos y exigió que EE UU levante las sanciones a dos empresas chinas, acusadas de vender armas químicas a esas naciones. Zemin reclamó a Bush que reanude la entrega de licencias a empresas estadounidenses para lanzar satélites en cohetes chinos.
Bush tampoco logró avances en derechos humanos: 'Todas las personas, incluidos los chinos, deberían ser libres para escoger cómo viven, rezan y trabajan', declaró. El mandatario chino replicó que la libertad religiosa está protegida por ley en su país. Sobre los 30 obispos cristianos que están en prisión, afirmó que su detención no era por 'criterios religiosos', sino a que 'han infringido la ley', pero no especificó el delito.
Cuando Bush instó a una solución pacífica con Taiwan, Zemin lo interpretó como un 'respaldo' a la política de 'una China'. Pekín considera a Taiwan una isla rebelde. Bush concluirá hoy su gira asiática, en la que ha visitado Japón y Corea del Sur, con una entrevista con el primer ministro chino, Zhu Rongji.