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Crisis en el primer sindicato español

Benito: "Fidalgo me destituye por presiones internas, no por diferencias sindicales"

El secretario de organización y comunicación y número dos de Comisiones Obreras, Rodolfo Benito (Madrid, 1957), será relevado hoy, con toda probabilidad, de sus cargos.

Dice desconocer por qué, y sospecha que el secretario general "recibe presiones internas de sindicalistas que están incómodos desde el congreso de 2000", dado que "no hay diferencias personales ni sindicales".

Pregunta. ¿Qué va a pasar el lunes [por hoy] en la cumbre de secretarios generales y en la ejecutiva confederal?

Respuesta. Va a haber un debate amplio e intenso en el que las organizaciones de CC OO tienen que reflexionar sobre el futuro de este sindicato. No es un debate de personas, sino sobre el gobierno diario del sindicato. Mi idea es superar esta etapa; es superable sin que se produzca ningún tipo de remodelación en la dirección, que además no tiene ningún precedente en la historia de Comisiones.

P. ¿Es posible evitar la sustitución con el debate, o la suerte está echada?

R. Lo que demanda la mayoría de la afiliación es que no se produzca ninguna quiebra en la mayoría que ha dirigido CC OO en los últimos años; y esa es mi apuesta. No merece esta quiebra un sindicato que está de acuerdo con los documentos del congreso. Ni la merece ni la va a entender.

P. ¿Cómo queda el sindicato si el lunes [por hoy] se produce su sustitución?

R. Yo no contemplo todavía esa posibilidad.

P. ¿Va a permanecer en la ejecutiva del sindicato?ç

R. Sí. Yo soy miembro de la ejecutiva por mandato del VII Congreso y, por tanto, la posiblidad de un cambio sólo la tiene otro congreso.

P. ¿Trabajará usted para llegar a la secretaría general en el próximo congreso si es apartado de la direción?

R. Si se produce finalmente mi sustitución, trabajaré en la misma lógica que he trabajado en los últimos 14 años: para que CC OO sea un sindicato más útil para los trabajadores, que siga gobernando desde el acuerdo, sin que esto signifique renunciar al conflicto y con capacidad de propuesta y de influencia en las empresas, y por un sindicato fuerte en los centros de trabajo. No voy a pensar en el próximo congreso.

P. ¿Será posible mantener la estrategia diseñada en 2000 con un sindicato dividido?

R. La situación que se va a crear es incompatible con la estrategia y el modelo aprobados en el último congreso. El congreso nos dotó de un modelo sindical y de una serie de objetivos; yo soy parte de esta estrategia y, por tanto, seré parte de su futuro.

P. ¿Quién es el responsable de esta situación crítica?

R. La responsabilidad de una quiebra en Comisiones la tiene quien la abre y, desde luego, no quien la sufre.

P. ¿Qué diferencias tiene con José María Fidalgo?

R. Ninguna, ni de carácter personal, ni de carácter sindical. Me remito a las reflexiones que he hecho y que él conoce, porque puntualmente las he comentado con él.

P. ¿Cuáles son esas reflexiones o discrepancias?

R. En primer lugar, creo que en materia de diálogo social es el Gobierno quien tiene la iniciativa y que ha quebrado el modelo de negociación. Lo quebró a raíz de la reforma laboral de marzo, tanto por el contenido como por la forma: abre el debate, tasa el tiempo de negociación, y si no hay acuerdo, legisla. Eso presiona tanto sobre los que quieren negociar para pactar las normas, como quien no quiere negociar para imponer sus tesis en las normas.

Además, sobre la discrepancia con UGT, que existe, he hecho una observación: nuestra división fortalece más al Gobierno en su estrategia. Creo que hay que dar más pasos en lo que nos une.

P. Da la impresión de que su discurso es menos moderado que el que estamos acostumbrados a oír en CC OO...

R. Mi discurso es de moderación por convicción; no de moderación por debilidad. Comisiones se legitima desde el acuerdo para avanzar; gobierna los cambios que se producen en las empresas desde el acuerdo, pero no renuncia al conflicto. Comisiones tiene una máxima: es capaz de influir en quien difiere y decide para no quedarse abocada a la gestión de las consecuencias de los cambios. Sólo pongo sobre la mesa lo que se acordó en el congreso.

P. ¿Está defendiendo Fidalgo una posición que debilita a Comisiones Obreras?

R. No. El secretario general expresó discrepancias con la reflexión que yo planteé y ahora pretende zanjar la cuestión sustituyéndome. æpermil;l considera que hay una pérdida de confianza y por eso promueve una remodelación en el secretariado.

Y me parece una propuesta exagerada y alejada de la cultura de este sindicato. Entre congresos nunca se han producido remodelaciones ni cambios ni sustituciones en el gobierno diario.

P. ¿Por qué se quiebra esta cultura?

R. Hasta ahora no me han dado ni razones ni argumentos. En mis conversaciones con Fidalgo, él ha negado las razones y argumentos que circulan por la organización. Creo que puede tener que ver con que determinadas personas no se encuentran cómodas desde el congreso. Y no quiero pensar que alguien esté ya pensando en el siguiente congreso.

Yo no encuentro ningún tipo de razón: ni sindical, ni de gestión; ni de estrategia con mayúsculas; ni de quiebra con lo acordado en el congreso para que esta crisis se abra. Y entrar en simplezas como pérdida o no de confianza, me parece perder el tiempo, porque el secretario general nunca ha puesto de manifiesto falta de confianza ni de lealtad ni nada.

P. ¿Si no hay problemas de ideas, es un asunto de guapos y feos?

R. Problema de personas no parece que haya. Imagino que José María Fidalgo tendrá ciertas presiones, que siempre se producen en estas organizaciones. Ante las presiones hay que tener e ideas claras pensando en el futuro de la central, y erradicar cualquier atisbo de quiebra en la mayoría.

P. ¿De dónde sospecha que vienen tales presiones?

R. Supongo que de dentro de CC OO. Habrá compañeros que no están cómodos tras el congreso. Hubo consenso sobre el líder, el equipo y las ideas; pero debe ser que alguno no quedó satisfecho.

P. ¿Le ha defraudado José María Fidalgo?

R. Cada uno debe reflexionar sobre su concepto de lealtad; yo mantendré el mío. En términos sindicales esto marca un mal precedente; se quiebra un consenso.

P. ¿Hay riesgo de volver en CC OO al discurso del pasado?

R. El mayor desconcierto se produce entre los afiliados y personas que nos ven como referente. La contraparte no tiene nada que temer. CC OO tiene una política sindical de negociación, con los criterios muy claros sobre cómo hay que abordar la política salarial y de empleo en tiempo de desaceleración, de crisis y de bonanza económica.

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