El fondo de la economía española
El Gobierno lleva seis meses diciendo que la economía española ha tocado fondo, pero los datos le llevan la contraria.
Los últimos indicadores dicen que la producción industrial, que venía reduciéndose alrededor del 1%, en el mes de noviembre registró una caída del 4,8% y en diciembre del 6,4%. El paro registrado en enero experimentó el aumento mayor de los últimos 18 años, y la encuesta de población activa (EPA) ha venido a confirmar el aumento del paro en el último trimestre del año 2001.
El último dato de comercio exterior relativo a noviembre nos habla de una caída de exportaciones del 4,4% en términos reales. La utilización de la capacidad productiva ha vuelto a caer al 76,9%, su nivel más bajo en nueve años. El índice de clima industrial ha empeorado en el mes de enero, siendo España el único país europeo, junto con Portugal, que ha registrado una caída, ya que en el resto de los países europeos se ha producido una mejora del clima empresarial.
La cartera de pedidos, que se había mantenido en niveles negativos durante el año pasado, ha profundizado su caída en enero. En cuanto a las previsiones de la cartera de pedidos, el indicador empeoró notablemente a final de año.
En análisis de coyuntura, el hecho de haberse equivocado muchas veces, como le ha sucedido al Gobierno a lo largo de los últimos seis meses, no indica que se vaya a equivocar en el futuro, sino todo lo contrario.
Como la economía es cíclica, haber acumulado muchos fracasos en las previsiones aumenta las probabilidades de acierto. Y hay algunas razones para pensar que la economía española puede detener su proceso de hundimiento en el curso de este año.
Lo más preocupante del último informe realizado por el Banco de España no es el descenso en las tasas de crecimiento, que es un reflejo de los indicadores mencionados, sino la estructura insana del crecimiento español, basada fundamentalmente en la construcción y algo en el consumo, mientras que se hunden los elementos más positivos, como la inversión en bienes de equipo y la exportación.
Si nadie viniera en nuestro auxilio, la estructura del producto interior bruto (PIB) anunciaría un gran descalabro.
La caída en el índice de confianza de los consumidores, consecuencia del empeoramiento en el mercado de trabajo, y los signos de un cierto agotamiento del mercado inmobiliario augurarían lo peor.
Todo esto es deprimente pero hay dos factores que van a venir en ayuda de la economía española y que pueden detener su deterioro y cambiar el signo de su evolución.
En primer lugar, la mejora del entorno exterior. Los indicadores de recuperación de la economía norteamericana son clarísimos y los indicadores en Europa también apuntan hacia una recuperación. Y es evidente que si Estados Unidos y Europa se recuperan, España se recuperará.
La otra gran noticia es la extraordinaria moderación que se está observando en la firma de los convenios colectivos. A pesar de haber cerrado el ejercicio 2001 con la mayor inflación de los últimos siete años, los convenios colectivos que se están firmando en la actualidad están registrando tasas de aumento salarial por debajo de las del año pasado.
Esta es una ayuda extraordinaria a la economía española porque contribuirá a mejorar los beneficios empresariales y, en consecuencia, a cambiar el signo de la que es ahora la peor de nuestras variables: la inversión en bienes de equipo.
Gracias, pues, al exterior y a los sindicatos la economía española puede tocar fondo este año. Justamente porque se ha equivocado mucho, el Gobierno puede acertar esta vez.