Debilidad en el empleo
El número de ocupados creció 256.000 en 2001, prácticamente la mitad de lo que lo hizo en 2000 o en 1999. æpermil;ste es el principal reflejo de la crisis económica internacional, cuya onda expansiva ha llegado a España también en materia de empleo. En términos relativos, el número de ocupados ha crecido sólo un 1,7%, mientras que hace un año lo hacía a tasas cercanas al 4%, muy por encima incluso del aumento del producto interior bruto. Ese comportamiento anterior parecía quebrar la correlación entre crecimiento y generación de puestos de trabajo, porque si no la productividad española comenzaría a ser irrisoria. Ahora, las dos variables parecen reconciliarse con la doctrina clásica.
El frenazo a la generación de empleo se ha producido en los dos últimos trimestres del pasado año (en el cuarto incluso ha descendido), como consecuencia directa de la ralentización de la economía. De hecho, la pérdida de empleo se concentra en el sector industrial, que ha registrado fuertes descensos de producción durante todo 2001. En los servicios se ha producido un pequeño ajuste en los tres últimos meses del año, pero en el total del ejercicio el vigor del empleo siguió siendo fuerte, igual que en la construcción, sin duda la actividad más firme de la economía.
La pérdida de empleo se ha situado en el calendario en el punto exacto que le asignan los ciclos recesivos: después de una fuerte caída de la inversión y de la producción industrial y antes de que aparezcan síntomas de contracción del consumo de los hogares, que desencadenarían una crisis más aguda. Todavía es una incógnita si este tercer pilar del consumo flaqueará o se mantendrá firme. Pero si la recuperación mundial se retrasara, en contra de las señales optimistas emitidas este fin de semana por el G-7, las exportaciones seguirían estancadas y el sentimiento de crisis se instalaría en los agentes económicos.
En el último trimestre de 2001 se produjo una fuerte destrucción de empleo temporal, en una prueba de funcionamiento de este modelo de contratación como la mejor fórmula de ajuste de plantillas ante el deterioro de expectativas. Además, en el pasado mes de enero la contratación de empleos temporales creció más que la de fijos, por el fundado temor a tener que recurrir a los despidos. Son señales que indican que la confianza ha disminuido y que la contracción de empleo podría acelerarse en los próximos meses.