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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hacia un cielo europeo único

El ponente del Tribunal de Justicia Europeo, con sede en Luxemburgo, concluyó ayer que el derecho exclusivo que otorgan a las compañías aéreas de bandera los acuerdos bilaterales entre países de la Unión Europea y Estados Unidos es contrario a las normas del mercado único.

Las conclusiones del ponente no son vinculantes, aunque normalmente el tribunal sigue su filosofía. En este caso no llega a recomendar la ilegalización de los acuerdos vigentes, pero al pedir que se anule su carácter restringido, los priva de toda lógica comercial y los hace prácticamente inútiles. Si como cabe esperar confirma las tesis del ponente, el fallo del tribunal, que se hará público en cuatro o cinco meses, puede desencadenar una reestructuración del sector sin precedentes.

Desde 1994, Estados Unidos ha negociado con países de todo el mundo acuerdos internacionales para liberalizar el tráfico aéreo. El resultado ha sido positivo para las líneas aéreas del otro lado del Atlántico. Pero en la Unión Europea, al tratarse de acuerdos bilaterales de Estados Unidos con uno de los países, ha provocado una fragmentación del mercado que ha acabado por dañar la competitividad de las líneas del Viejo Continente.

El acuerdo entre Alemania y Estados Unidos, por ejemplo, sólo permite volar desde el primer país a los aeropuertos estadounidenses a las compañías de capital alemán. Ninguna otra línea europea puede beneficiarse del pacto. En cambio, las compañías estadounidenses gozan de libertad para desplazarse al resto de Europa desde el aeropuerto de Francfort.

La Comisión Europea denunció en 1998 esta discriminación y llevó ante el Tribunal de Luxemburgo a varios Estados miembros. Ayer ganó la primera batalla. El gran beneficiario de una decisión que unifique el espacio aéreo europeo va a ser el sector de aviación comercial de los Quince. La división del cielo en compartimentos estancos había impedido hasta ahora la concentración del sector en torno a tres o cuatro grandes líneas con peso internacional.

Una fusión entre dos compañías de bandera implica ahora la pérdida de los derechos de vuelo a Estados Unidos de una de ellas. Con la sentencia en ciernes, esa grave penalización desaparecerá. Cualquier compañía europea podrá volar a Estados Unidos desde cualquier aeropuerto de la UE, lo que puede representar el banderazo de salida para el proceso de concentración del sector que Bruselas alienta porque lo considera inevitable.

Se ha dado un gran paso hacia el cielo europeo sin fronteras internas. Un espacio común que debería ser la llave para la solución de muchos de los problemas que abruman a la aviación comercial europea. La formación de varias aerolíneas europeas fuertes es la única respuesta posible a una crisis que ya se ha llevado por delante compañías con la tradición de Sabena o Swissair, y ha hecho temblar los cimientos de Lufthansa, Air France, Alitalia o Iberia.

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