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EE UU

La mejora de la confianza da margen a Greenspan para mantener los tipos

La confianza de los consumidores estadounidenses repuntó en enero y los pedidos de bienes duraderos crecieron un 2% en diciembre. Dos datos que apuntalan el optimismo moderado que mostró la semana pasada el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, y que dan margen al banco central para mantener hoy sin cambios los tipos de interés.

En diciembre, tras el undécimo recorte consecutivo de tipos, una buena parte de los analistas daba casi por seguro que la Reserva Federal recortaría tipos una última vez en enero. En la última semana, sobre todo tras el discurso de Greenspan, la sensación general es de que ya se ha producido el último recorte.

Según Bruce Steinberg, economista jefe de Merrill Lynch, con la economía 'mandando señales de vida, el ciclo de bajada de tipos está probablemente acabado. Esperamos que la Reserva mantenga (hoy) los tipos'.

Las últimas 'señales de vida' son un aumento en la confianza de los consumidores, un dato que resulta clave para impulsar la demanda nacional, y el aumento de los pedidos de bienes duraderos. Este último dato es clave, porque la recesión económica que comenzó el pasado marzo ha dañado sobre todo al tejido industrial.

Según los datos publicados ayer por el Departamento de Comercio, en diciembre se produjo el segundo incremento de pedidos de los últimos tres meses. Sin embargo, el organismo revisó el dato de noviembre, que ahora refleja un desplome del 6% en lugar del 4,8% anunciado previamente.

El aumento del 2% de diciembre superó las previsiones de muchos analistas. El aumento fue de sólo el 1,4% si se excluye el sector de transporte.

Mal dato anual

Con estos últimos datos en la mano, el cierre del año 2001 muestra una caída de pedidos de bienes duraderos del 13,2%, un dato que contrasta con el 6,7% de aumento registrado en 2000. Se trata del primer y mayor declive anual desde que el Departamento de Comercio empezó a publicar estas cifras en términos comparativos, en el año 1992.

Según Melanie Jani, analista de Salomon Smith Barney, estas cifras 'son un indicio más de que la industria, al menos la de bienes duraderos, está cambiando sus perspectivas'.

Mejora, además, el ánimo de los ciudadanos. El índice de confianza de los consumidores elaborado por el Conference Board, un grupo de investigación económico privado, muestra un claro aumento del optimismo de los estadounidenses durante el mes de enero, por segundo mes consecutivo.

El índice pasó de los 94,6 puntos de diciembre a 97,3 en enero. Según Lynn Franco, jefe economista del organismo que elabora este índice, aunque 'la economía no se ha recuperado totalmente aún, hay más confianza en las perspectivas empresariales y laborales'.

El consenso de los analistas indica que lo peor de la crisis ha pasado, y en este sentido coinciden con el último discurso de Greenspan. Aún si la Reserva no recorta hoy el precio del dinero, éste está en su punto más bajo en los últimos 40 años.

Los economistas esperan que estos recortes ayuden a la economía a recuperarse rápidamente y que los tipos sólo vuelvan a subir a partir del segundo semestre.

La atmósfera reinante ha hecho que aumenten las dudas de Greenspan sobre la necesidad de un paquete de estímulo a la economía, y el presidente George Bush tenía previsto hacer referencia a él ayer en su discurso sobre el estado de la Unión.

Como aliado en este punto tiene a Tom Daschle, líder de la mayoría demócrata del Senado, quien ayer dijo que estas medidas todavía son necesarias.

Guerra y recesión centran el balance de Bush

 

 

El presidente George Bush pronunció ayer ante el Congreso su discurso sobre el estado de la Unión arropado por un índice de popularidad histórico. Según un sondeo del diario The Washington Post y de la cadena ABC, Bush disfruta de la aprobación del 83% de sus conciudadanos (un nivel no registrado en 50 años). Cuando se evalúa su gestión económica, la nota baja al 62%.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El borrador final de su discurso (se han hecho 25), que seguía sin pronunciarse al cierre de esta edición, centraba las prioridades del Gobierno en la guerra contra el terrorismo y la lucha contra la recesión. Y citaba las necesidades de defensa para justificar un aumento de 50.000 millones de dólares (unos 57.000 millones de euros) en el presupuesto del Pentágono.

 

 

 

 

 

 

 

Con el caso Enron a las espaldas y la opinión pública convencida de que la Casa Blanca sabe más de lo que dice, Bush propone más claridad en las cuentas de las empresas, cambios en los planes de pensiones y más ayudas a agrupaciones religiosas.

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