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Las cajas acumulan plusvalías latentes de 8.538 millones de euros

Las 47 cajas acumulaban hasta octubre unas plusvalías latentes de 8.538 millones de euros (1,42 billones de pesetas), frente a unas minusvalías de 1.786 millones de euros (297.165 millones de pesetas), datos que, según el sector, confirman que su apuesta bursátil es rentable.

Las cajas de ahorros están dispuestas a defender a capa y espada su apuesta empresarial y bursátil, a pesar de las críticas de algunos sectores políticos y financieros que consideran que la labor de estas entidades financieras debe centrarse prácticamente en el negocio bancario minorista. Entre este sector crítico se encuentra el Banco de España. De hecho, el gobernador de esta institución, Jaime Caruana, quien pidió en la 83 asamblea general de la CECA, celebrada en abril, que las cajas "fueran fieles a sí mismas" y se "alejen de aquellas actividades y riesgos que no son propios de su naturaleza".

Estas opiniones críticas se justifican en el hecho de que en épocas de crisis bursátiles las cajas son las que peor pueden defenderse, ya que su capacidad para generar recursos propios (toda inversión consume fondos propios) es bastante más limitada que la de los bancos. A ello se une, salvo excepciones, el pequeño tamaño de estas entidades de ahorro, lo que repercute en una menor capacidad para obtener beneficios que puedan hacer frente a las crisis de los mercados y que derivan en mayores necesidades de provisiones para cubrir minusvalías. Y son precisamente, las cajas más pequeñas las que corren más peligro de verse arrastradas por sus participaciones en renta variable.

Pero estas opiniones son rebatidas por el sector de ahorro, ya que la mayoría de las cajas cuentan con participaciones en renta variable. Y los datos del sector parece darles la razón, según explican estas entidades, que se apoyan en los informes confidenciales elaborados por la CECA y remitidos a todas las cajas; y en la necesidad de diversificar el negocio, sobre todo en épocas con bajos tipos de interés que repercuten directamente en un estrechamiento de los márgenes, y, por lo tanto, en el negocio típico bancario.

Así, según el último informe de la CECA en el que se analiza la cartera de renta fija y variable del sector hasta octubre (últimos datos disponibles), el conjunto de las 47 cajas acumulaban unas plusvalías latentes de 8.538 millones de euros (1,42 billones de pesetas), de las que 6.074 millones de euros (1,02 billones de pesetas) corresponden a la cartera de renta variable y 2.464 millones de euros (410.000 millones de pesetas) a la de renta fija.

A pesar de que la cartera de renta fija tiene un valor contable muy superior a la de renta variable, de 64.852 millones de euros (10,8 billones de pesetas) frente a 23.232 millones de euros (3,86 billones de pesetas), las plusvalías latentes obtenidas por sus participaciones es muy superior a la que les aporta la de renta fija.

Del total de la renta variable, las participaciones permanentes o estratégicas tienen un valor contable de 18.051 millones de euros (tres billones de pesetas), con unas plusvalías de 5.188 millones de euros (863.210 millones de pesetas) -gran parte de La Caixa- y unas minusvalías de 974 millones de euros (162.06 millones de pesetas).

La inversión ordinaria (en la que están las participaciones que no superan el 3% del capital de una sociedad si cotiza o del 20% si no cotiza) son las peor paradas si se comparan con la permanente. Así, las plusvalías latentes de la inversión ordinaria ascendían a 886 millones de euros (147.418 millones de pesetas), y las minusvalías a 642 millones de euros (106.820 millones de pesetas).

 

Confianza en que se flexibilicen algunas normas contables

Las cajas entienden que con tipos de interés bajos, caso actual, su actividad típica, que se refleja principalmente en el margen de intermediación (diferencia entre lo que ingresan por créditos y lo que pagan por los depósitos) y comisiones, la generación de beneficios está muy limitada, por lo que defienden otras vías de ingresos, como la que les proporciona su incursión empresarial.

También son conscientes, según fuentes del sector, de que en épocas de crisis bursátil y económica las cajas de menor tamaño tienen menos margen de maniobra para afrontar estas situaciones. Pero, al mismo tiempo, defienden que la volatilidad de los mercados y la desaceleración económica son coyunturales, y de momento, ninguna caja ha quebrado.

Esta opinión les llevó a pedir al Banco de España, tras los atentados del 11 de septiembre, que flexibilizase ciertas normas contables para que las plusvalías latentes en la cartera ordinaria compensasen las minusvalías, igual que lo hizo en 1994, con la renta fija. A pesar de la negativa del Banco de España, las cajas insisten en que su petición es lógica.

Hasta octubre las minusvalías de las cajas en su cartera de renta fija y variable eran de 1.786 millones de euros (297.165 millones de pesetas), provocándoles unos fondos de fluctuación de valores de 1.453 millones de euros (241.758 millones de pesetas).

Un año antes, las plusvalías latentes tanto de renta fija como variable ascendían a 9.455 millones de euros (1,58 billones de pesetas), de los que 8.118 millones de euros (1,351 billones de pesetas) correspondían a renta variable, cifra superior en 2.044 millones de euros a las de octubre pasado, que eran de 6.074 millones. Al cierre de septiembre estas plusvalías eran de 5.433 millones de euros (2.310 millones correspondían a La Caixa), y las minusvalías, 1.733 millones de euros, razón por la que las cajas defienden que a largo plazo su apuesta es acertada.

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