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REVOLUCIâN MONETARIA

Las empresas no adaptadas deberán empezar por facturar en euros

El día a día irá marcando el ritmo de conversión al euro de las empresas que hoy, víspera de su llegada, aún no se han subido al carro de la moneda única. Facturar en euros será el primer paso. Esto implica hacerse con una buena provisión de monedas, reetiquetar las mercancías y contabilizar en euros. Las sociedades no deben preocuparse por redenominar su capital social. El Registro Mercantil lo hace de oficio.

Negar la evidencia no sirve de nada. Trabajar como si el euro no existiera supondrá la paralización de la actividad empresarial. El primer paso, casi gran salto, para adaptar un negocio reacio a la moneda única será facturar en euros. En opinión de Jorge Orozco, subdirector general de apoyo a las pymes del Ministerio de Economía, "ahora ya no hay una metodología para adaptarse al euro y será el día a día el que imponga las pautas y el ritmo de la adaptación tardía".

Las empresas con trato al público, principalmente minoristas, no pueden demorar más el contar con una caja registradora, un terminal de tarjeta de crédito y, en su caso, una balanza adaptados a la moneda única. No se pueden ne-gar a cobrar en euros ni imponer que el cambio sea en pesetas. Así que deben hacerse con una buena provisión de las nuevas monedas y billetes.

Como paso previo, los artículos a la venta estarán etiquetados en euros. El resto irá sobre la marcha: anotar en los libros de ingresos y de gastos las operaciones en euros. Algo que afecta a todo tipo de nego-cios y que se corresponde con la obligación de llevar la contabilidad en esta moneda.

Quien se empeñe en ir contracorriente tendrá que ceder a la hora de enfrentarse a las primeras obligaciones fiscales del año. Hasta el 30 de enero se declaran los pagos fraccionados del último trimestre o mes de 2001. Y, se quiera o no, se hará en euros. Los impues-tos no admiten euroescépticos. Como tampoco el pago de las nóminas a los empleados, que será en euros.

Según Susana Maldonado, responsable de las oficinas euro de las Cámaras de Comercio, "las pocas empresas aún no adaptadas se corresponden con micronegocios situados en zonas alejadas de grandes núcleos de población y éstos tienen muy poco que hacer para transformarse".

Según Maldonado, la mayor carencia de las pymes será finalizar el proceso de adaptación más que su iniciación. "Se trata de terminar la formación del personal o la adaptación de los equipos informáticos", aclara. Para Orozco resulta vital acelerar al máximo la actualización de los sistemas informáticos, ya que "es fácil prever cierta saturación en las empresas proveedoras" y de ellos depende la gestión de la empresa.

Como consejo adicional, recomienda "abandonar cuanto antes la utilización de la peseta" y reorganizar la política de precios; esto es, "estudiar qué estrategias pueden sustituir los precios psicológicos para no restar atractivo a un negocio que se adapta sobre la marcha."

Las sociedades que aún tengan su capital social en pesetas pueden estar tranquilas. A partir de mañana, todas las cantidades expresadas en pesetas se convierten automáticamente en euros. Según aclara Adolfo García Ferreiro, registrador mercantil de Madrid, "el registrador hará de oficio la conversión, pero tras una reciente circular no será necesario que anotemos físicamente una cifra en euros, sino que toda cantidad en pesetas se entenderá en euros".

Si al hilo de la redenominación la sociedad quiere redondear el valor unitario de sus acciones debe aumentar o disminuir su capital. Esta operación ha sido gratuita hasta hoy. Mañana llevará aranceles notariales, registra-les e impuestos. Es el coste de dejarlo todo para el final.

 

La falta de liquidez será el principal problema

para las rezagadas

La principal consecuencia pa-ra las empresas que no se hayan adaptado al euro será su previsible falta de liquidez. Si no han adoptado la nueva moneda, deberán realizar todas sus transacciones en pesetas contantes y sonantes, lo que limitará mucho su capacidad para operar, y, en cualquier caso, a finales de febrero esa opción les será también vetada porque el efectivo en pesetas en circulación tenderá a desaparecer.

La no adaptación supondrá también no poder realizar transacciones con compañías que sí se han adaptado y dejar de tener relaciones con las entidades bancarias, que trabajarán exclusivamente en euros a partir de mañana.

El funcionamiento más extendido entre las empresas será similar al de los particulares: si pagas en pesetas, las posibles devoluciones se harán en euros, aunque puedan hacerse en pesetas, por lo que no tendría sentido para una sociedad realizar los gastos en pesetas y tener los ingresos en euros.

De ahí la necesidad de introducir los cambios, sobre todo en los programas y sistemas informáticos, con la nueva contabilidad.

Carlos Fraile, del despacho de asesores González y Asociados, señala que "será prácticamente imposible sustraerse a la llegada del euro. Durante el periodo de convivencia no tiene sentido llevar dos contabilidades, por lo que las empresas que no se hayan subido al carro y quieran poder seguir operando, no tendrán más remedio que introducir la nueva moneda en sus operaciones".

Todos los expertos consultados coinciden en señalar que sólo seguirán operando en pesetas aquellas empresas que realmente están fuera de los circuitos oficiales.

Todas las transacciones bancarias serán en euros se quiera o no; los contratos vigentes pasan a ser en la nueva moneda de forma automática; en los pagos con tarjeta de crédito u otro medio de pago distintos al efectivo ocurre lo mismo, por lo que cualquier empresa que quiera desarrollar una actividad normal, reglada, tendrá que operar necesariamente en euros.

Si la sociedad se encuentra en esta situación, será más complicado hacer la transformación en sólo dos meses. Sus costes se encarecerán al disminuir la oferta y puede perder oportunidades de negocio por no tener los sistemas adaptados a la nueva realidad económica y contable.

Juan José Sanz

Presidente-consejero delegado de Opel España

"La introducción del euro conducirá al fortalecimiento de las economías de los países participantes a través de una mayor disciplina fiscal y monetaria. A largo plazo, la UEM podrá llevar a aumentar los niveles de actividad inversora en Europa con el correspondiente beneficio para los consumidores y para los negocios".

Es la valoración que realiza Juan José Sanz de la llegada de la moneda única; un acontecimiento que espera "que simplifique el ámbito de operación de las compañías que, como Opel España, desarrollan una gran parte de sus operaciones fuera de las fronteras nacionales".

El presidente de la filial española del grupo estadounidense General Motors, que facturó 4.918,7 millones de euros (818.395 millones de pesetas) y emplea a unas 9.100 personas, reconoce, sin embargo, que "el euro exigirá un esfuerzo de adaptación", por lo que Opel ha diseñado planes de acción específicos para las distintas áreas de la empresa, que se iniciaron en enero de 1999.

Pero ¿cómo afectará la moneda única al sector de la automoción? Sanz es claro: "La llegada de la UEM aumentará la competencia entre las empresas europeas, lo que requerirá un esfuerzo para adaptarse al nuevo marco. Es posible que el euro pueda provocar la redistribución de ciertas áreas de mercado en determinados países, lo que obligaría a la modificación de algunas políticas comerciales". Y concluye: "En el mercado español no está previsto que provoque ningún cambio en los tipos impositivos que gravan la compra de los vehículos. Esto pondrá en evidencia la disparidad fiscal entre España y el resto de los países de la zona euro".

Carlos Pérez de Bricio

Presidente de Cepsa

Para el presidente de Cepsa, "nos encontramos ante un acontecimiento histórico que va a representar un hito sustancial en el proceso de unión y de superación de fronteras en Europa". "La llegada del euro es positiva, es la constatación y visualización práctica de la existencia de una política monetaria única que debe fortalecer a Europa".

Sí estima que el cambio conlleva una cierta complejidad. "En mi opinión, debemos afrontar este momento con decisión, confianza y tranquilidad". Y señala que uno de los retos con los que se enfrenta el euro como divisa internacional es la estabilidad de su paridad con el dólar "y todas las implicaciones macroeconómicas que de ello se derivan".

Pero además destaca otra cuestión que califica de más doméstica. "Lo que debe resolverse con acierto y precisión es el problema del redondeo. En este aspecto, creo que las empresas y entidades, tal y como está haciendo Cepsa, deben aplicar debidamente las prácticas y reglas establecidas y utilizar fielmente el sistema de conversión".

La petrolera, que en 2000 facturó más de dos billones de pesetas (12.000 millones de euros) y tiene una plantilla superior a 9.000 personas, se ha preparado, según su presidente, "para aprovechar las ventajas que produce el euro en los mercados de exportación, donde somos activos desde hace tantos años".

"Nuestro afán es ayudar a los clientes nacionales e internacionales a adaptarse". Y destaca que Cepsa podrá contar con un importante ahorro en transacciones que repercutirá también en el sector, "al no tener que hacer pagos en comisiones en el cambio de divisas".

Jesús Acebillo presidente de Novartis España

El máximo responsable de Novartis asegura que la moneda única "ayudará a visualizar mejor las deficiencias que tenemos con el entorno de la Unión Europea, por lo que será un motor de mejora y superación". Una de las principales ventajas del euro será que "los ciudadanos de cualquier país europeo podrán adquirir bienes en cualquiera de los países miembros, sin tener que preocuparse de los tipos de cambio, pudiendo en todo momento comparar con una misma moneda los precios de, por ejemplo, España y Alemania". Con respecto al mundo de la sanidad, el diferencial entre España y el resto de países será evidente, según Acebillo. Para el directivo, el gasto total en salud en España es inferior al de la UE, al igual que el generado por el sistema sanitario público, con un diferencial per cápita del 47% y 49%, respectivamente. El gasto farmacéutico total per cápita es también inferior en España (un 22%). El presidente de Novartis, el grupo suizo que facturó en España 622,56 millones de euros (103.585 millones de pesetas) en 2000 y empleó a 1.531 personas, argumenta que la entrada de la moneda única pondrá más en evidencia la diferencia de la aportación del usuario entre países: el 7,8% en España, frente al 16% medio en la UE. "Esta situación se produce en un país como el nuestro, donde el precio promedio de los medicamentos es un 22% inferior con respecto a los de la UE".

Sobre las posibles amenazas del euro, advierte que "políticos, emprendedores y ciudadanía deben adquirir conciencia de la nueva situación, que, si bien está plena de ventajas, no se ha acomodado con plenitud" en la mente de la gente.

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