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Iberdrola deja Repsol con una emisión de bonos canjeables

Iberdrola ha puesto en marcha la desinversión de su 3,27% en Repsol YPF con una fórmula inédita en España. La eléctrica rehuirá la caída de las cotizaciones en Bolsa y venderá esos títulos a través de una emisión de bonos canjeables a tres años, a un precio efectivo de 23,1 euros por acción y con un interés fijo anual del 1,75%. Los recursos obtenidos financiarán su plan de inversiones de dos billones de pesetas (12.020 millones de euros).

La eléctrica vasca sorprendió ayer a los mercados con una operación de desinversión inédita en España, que a su vez es la de mayor volumen entre las realizadas este año por las empresas de su sector en Europa. La compañía que dirige el vicepresidente y consejero delegado Ignacio Galán ya había puesto el cartel de se vende a su participación del 3,27% en Repsol YPF, pero ha recurrido a una fórmula novedosa para obtener mayores recursos de los que ofrece ahora la venta directa en Bolsa.

Con anterioridad, el consejo de administración de Iberdrola había aprobado la emisión, por un importe máximo de 1.000 millones de euros (166.386 millones de pesetas), de bonos canjeables por acciones de Repsol YPF. La oferta, en su diseño, quedó restringida a inversores institucionales. Ayer se realizó la primera subasta, con la que Iberdrola colocó la totalidad de la emisión, de 740 millones de euros (123.126 millones de pesetas).

Los bonos ofertan un interés anual del 1,75% con vencimiento en 2004 a un precio efectivo de canje de 23,1 euros por acción. Iberdrola ha concedido a las entidades colocadoras el derecho a comprar una cantidad adicional de bonos por un importe no superior a 110 millones de euros (más de 18.302 millones de pesetas), por lo que el volumen total de la operación alcanza los 850 millones de euros (141.428 millones de pesetas). La colocación ha sido dirigida por Morgan Stanley, y codirigida por BBVA y Goldman Sachs.

Los tenedores de estos bonos podrán canjearlos por títulos de la petrolera después del primer año de la emisión, en concreto a partir del 1 de enero de 2003. La fecha de vencimiento es el 28 de diciembre de 2004. La empresa que preside Íñigo de Oriol solicitará la admisión a cotización de los bonos en la Bolsa de Luxemburgo.

Con esta operación, el grupo de Bilbao consigue financiación para su plan de inversiones de dos billones de pesetas (12.020 millones de euros) durante el periodo 2002-2006. Galán recordó ayer que ese programa incluye la desinversión en activos estratégicos para captar recursos. En el sector se estima que el próximo paso de Iberdrola en este sentido puede ser la venta de su 0,42% en Telefónica, una participación valorada en unos 49.000 millones de pesetas (300 millones de euros).

Fuentes de Repsol valoraron de forma "positiva" la próxima salida de Iberdrola de su capital. Los vínculos entre ambos grupos son prácticamente inexistentes, tras su fallida alianza en mayo de 1999 en los sectores de gas y electricidad, que se plasmó con la compra del 3,5% de Repsol por parte de Iberdrola por un importe de 83.668 millones de pesetas (502,8 millones de euros). Posteriormente, los desencuentros se acentuaron con otro proyecto de unión que terminó en fracaso, en este caso entre la eléctrica vasca y Endesa. Repsol YPF intentó participar con el apoyo, nunca confirmado oficialmente, del BBVA, que es el principal accionista de Iberdrola con el 9,89%.

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Tras el proceso iniciado ayer, el único nexo que queda entre las corporaciones que presiden Íñigo de Oriol y Alfonso Cortina son las inversiones en proyectos de energía en el País Vasco. Y el tándem también se ha roto en parte en este caso, puesto que Iberdrola abandonó la inversión de 180.000 millones de pesetas (1.081 millones de euros) a realizar en la refinería de Petronor, filial de Repsol YPF, en Muskiz (Vizcaya). Ambos compartían el 50% del capital de la sociedad promotora del plan, denominada Piemsa, y que, por cierto, se constituyó el 21 de septiembre de 1998 en la sede de la eléctrica en Bilbao, cuando los niveles de unión entre las dos corporaciones presagiaban la alianza posterior, finalmente no consumada.

Por tanto, a Iberdrola y Repsol sólo les vincula hoy su presencia en Bahía de Bizkaia, donde participan con un 25% cada uno, junto al EVE y BP-Amoco, que tienen la misma proporción del capital. Bahía de Bizkaia prepara la construcción de una planta de regasificación y otra de ciclo combinado en zonas del Puerto de Bilbao, con una inversión global de 100.000 millones de pesetas (601 millones de euros).

La operación de ayer de los bonos canjeables no afectó de forma significativa en Bolsa a sus dos protagonistas. Así, Repsol YPF subió un 0,73% y cerró a 16,47 euros por acción. Por su parte, Iberdrola bajó un 0,91% para situarse en 14,16 euros por título. La reacción inicial, sin embargo, fue muy desfavorable para Repsol, en un movimiento que los analistas no terminan de entender. Según Fernando Murillo, analista de eléctricas de Ahorro Corporación, "la operación es neutra para la petrolera y la caída inicial representa más una oportunidad de compra que otra cosa".

Al cierre del ejercicio anterior, Iberdrola contabilizó en balance su participación del 3,36% en Repsol YPF en 112.236 millones de pesetas (674,5 millones de euros). Ese paquete en la petrolera era ligeramente superior, en un 0,09%, al 3,27% que ahora ha puesto en venta. Tras el cierre de los mercados de ayer, ese 3,27% valía en Bolsa 109.402 millones de pesetas (657,52 millones de euros).

 

Una fórmula novedosa, diseñada para mercados en mínimos

La fórmula elegida por Iberdrola para deshacer su posición en Repsol supone una novedad en España, pero no en Europa, donde ha sido la modalidad elegida por varias empresas para vender acciones de otras compañías en momentos de precios a la baja. Un ejemplo de ello es Hutchison, que colocó bonos canjeables en acciones de Vodafone porque necesitaba efectivo y el precio de los títulos de la operadora británica no era lo suficientemente atractivo.

Eso mismo le sucede a Iberdrola. Repsol acumula una caída del 3,23% en lo que va de año y en 2000 perdió un 26,06%, así que su cotización dista mucho de estar en el mejor momento. Con este escenario, la emisión dirigida por Morgan Stanley permite a la eléctrica conseguir ahora la financiación que necesita a un precio equivalente a 23,1 euros de Repsol, muy lejos de los 16,47 euros a los que cerró ayer.

El mecanismo de financiación, además, es muy atractivo en momentos de volatilidad del mercado, porque permite adoptar una posición defensiva. La emisión conjuga renta fija con una opción a vencimiento, dentro de tres años. El inversor compra un bono cupón cero de Iberdrola que renta un 1,75% anual pagadero a vencimiento y una opción cuyo ejercicio está condicionado a una subida de Repsol del 38%. Así, si la petrolera hispano-argentina cotiza dentro de tres años a un mínimo de 23,1 euros (la subida del 38% más los intereses acumulados), el inversor canjeará el bono por acciones o efectivo y habrá sumado una plusvalía. Si Repsol vale menos de 23,1 euros, el inversor recibirá lo invertido más los intereses. No perderá dinero, pero la rentabilidad anual del 1,75% es muy inferior a la de la renta fija.

Iberdrola tendrá la posibilidad de amortizar los bonos a partir del segundo año, pero sólo si Repsol cotiza un 30% por encima de la prima de la opción.

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