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Un patinete, el invento más esperado del año

Eléctrico y de dos ruedas. Este vehículo con autoequilibrio es el gran proyecto secreto en el que ha estado trabajando año y medio el inventor Dean Kamen

Ayer se desveló finalmente en qué ha estado trabajando durante un año el inventor estadounidense Dean Kamen: el transportador humano Segway. El secretismo que ha rodeado al invento en cuestión provocó incluso que éste fuera conocido como la cosa.

Durante todo un año la empresa de Kamen, Segway, ha logrado mantener expectantes a científicos y empresarios de todo el mundo sobre el proyecto que se traían entre manos. La editorial Harvard Business School Press pagó cerca de 46 millones de pesetas por la elaboración de un libro sobre el artilugio, sin saber de qué se trataba. El periodista y escritor Steve Kemper, que tuvo acceso a los trabajos de Kamen, aseguró a la editorial que el invento iba "a cambiar el mundo", lo que alentó la polémica.

Que el transportador humano Segway vaya a revolucionar o no el mundo y el transporte urbano, como defienden sus creadores, es algo que está por ver. Lo que ya está claro es que mantener en secreto, hasta ayer, el resultado final de los trabajos de Kamen ha sido un gran acierto de marketing, habiendo logrado atraer la atención mundial durante un año de algo que no ha existido para el público hasta ayer. Ahora el reto es cumplir con las expectativas.

El artilugio es "el primer sistema de transporte de personas con dispositivo de autoequilibrio que funciona por energía eléctrica", según un comunicado difundido ayer por la empresa. El aparato, similar a un patinete con sólo dos grandes ruedas, avanza cuando el usuario se inclina hacia adelante y retrocede al inclinarse hacia atrás. El transportador determina el centro de gravedad del conductor hasta 100 veces por segundo mediante giroscopios y sensores.

El coste del desarrollo del transportador ha contado con la financiación de Credit Suisse First Boston Private Equity y la empresa de capital riesgo de Silicon Valley Kleiner Perkins Caulfield & Byers, con 38 millones de dólares cada uno. La intención de la empresa es venderlo por un precio que oscilará entre las 600.000 y 1,6 millones de pesetas. Hasta finales de 2002 el invento no estará disponible para el público y en principio se ofrecerá a compañías que operen en grandes superficies.

Según la empresa de Kamen, existen ya contactos para su venta con el servicio postal de EE UU, Amazon.com, Michelin North America, GE Plastics, el servicio de Parques Nacionales de EE UU, y el Ayuntamiento de Atlanta.

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