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Aceralia y Arbed abren una crisis en la fusión con Usinor

Aceralia se ha cargado de argumentos con el apoyo de Arbed, su primer accionista, para exigir al grupo francés Usinor un mayor peso en la fusión de las tres, de la que saldrá la mayor siderúrgica del mundo. Más beneficios, productos de mayor valor añadido y un endeudamiento razonable han sido esgrimidos por Aceralia para negociar un cambio en la relación de fuerzas pactada en marzo, cuando se anunció la integración. El próximo día 21, los consejos de Arbed, Aceralia y Usinor decidirán si hay o no modificaciones, una propuesta que no ha gustado a la firma francesa.

Los comités de dirección de Aceralia y Usinor echan humo estos días. Los primeros han lanzado a París sus datos de rentabilidad, con el aval de unos beneficios que prácticamente duplican los resultados del grupo galo en el primer semestre de este año. Así, Aceralia ganó 124.866 euros (más de 20.700 millones netos de pesetas) hasta el pasado 30 de septiembre, frente a unas ganancias de 11.100 millones de pesetas (67 millones de euros) de Usinor. Esta comparación no se puede extender a los nueve primeros meses del año puesto que la corporación gala no ha anunciado esos resultados. En este periodo, el grupo español ganó 32.832 millones de pesetas (197,3 millones de euros).

Con esta tarjeta de presentación, la corporación de Oviedo (Asturias) quiere más del 20,1% que le corresponde en el primer diseño de NewCo, que está llamado a ser el mayor productor de acero del mundo por la suma de Usinor-Aceralia-Arbed. Este último es el principal accionista del grupo industrial español con el 35%.

Por su lado, Usinor se ha quedado atónito ante la reclamación de Aceralia, que se produce pocos días antes del cierre oficial del proyecto, previsto para el próximo miércoles, 21 de noviembre. La Unión Europea ha señalado esa fecha en su agenda para anunciar su visto bueno a la fusión. En esa jornada, los consejos de administración de las tres empresas también anunciarán su resolución, aunque tendrán que estudiar primero las reclamaciones de Aceralia, según informó esta misma ayer.

Todas las posibilidades están abiertas en NewCo, donde Usinor tenía fijado, en el boceto inicial, la mayoría accionarial, un 56,5%, además del 23,4% de Arbed y la citada participación de la compañía que preside José Ramón Álvarez Rendueles.

Conmoción

Desde París llegaron ayer mensajes de sorpresa por la reclamación de Aceralia "a pocos días de que concluya el proceso". A su conmoción se añade el hecho de que Arbed respalda la postura de Aceralia. Fuentes oficiales de Usinor admitieron ayer que cualquier cambio "tendrá un efecto desfavorable" para la empresa gala, en relación a su presencia accionarial en NewCo.

Estas luchas de poder llegan en el declive del sector, también afectado por la crisis mundial. Aquí, Aceralia también tiene las de ganar, puesto que su mercado local ha sido el que mejor comportamiento ha registrado hasta ahora. Así, en el periodo enero-agosto de este año, la producción de acero había crecido un 4% en España, según datos de la patronal Unesid, frente al retroceso del 1,7% del ámbito de la Unión Europea y del ratio mundial, que igualaba sus niveles de 2000 en la etapa citada. En concreto, Usinor tuvo que hacer frente a una caída de los niveles de fabricación del 5% en Francia, mientras que Luxemburgo, el hábitat doméstico de Arbed, también disfrutó de un buen comportamiento local como Aceralia, al crecer un 6,3%. En cambio, a partir de octubre la caída de pedidos ha sido generalizada, lo que supone un mayor handicap para las corporaciones de mayor tamaño, caso de Usinor.

Mientras tanto, a la Comisión Europea le da igual los cambios que pudiera haber en el capital de NewCo. Su preocupación son las posiciones dominantes en el mercado del futuro líder mundial de la siderurgia. Por eso ya ha lanzado mensajes de desinversión en capacidad a los tres socios.

A Aceralia y Usinor parece que les va a tocar reducir sus redes de distribución en España, mientras que pudieran tener que poner a la venta su planta conjunta de galvanizado de Galmed, en la localidad de Sagunto (Valencia).

 

La crisis obliga a revisar las ofertas de compra

A algunas compañías, el visto bueno de la Comisión Europea a sus proyectos de expansión les llega en el peor momento. La CE revisa los expedientes en un plazo improrrogable que no llega a seis meses, pero el vértigo de la evolución económica puede convertir una razonable oferta de adquisición en un disparatado lujo para una de las partes.

O en una pérdida de valor para el accionista, como teme ahora Aceralia. Su intención de revisar la ecuación de canje que pactó con la siderúrgica Usinor se añade a una creciente lista de operaciones cuyo diseño original ha quedado desdibujado durante el periodo necesario para obtener la luz verde comunitaria.

Cendant, el mayor grupo turístico del mundo, asistía este verano a la caída precipitada de la acción del sistema de reservas Galileo, por la que en junio había ofrecido 2.900 millones de euros. La autorización de Bruselas llegó un 24 de septiembre, sin mediar siquiera exigencias por parte del comisario de Competencia, Mario Monti. Las compañías, ambas estadounidenses, pactaron in extremis una rebaja del precio hasta 1.979 millones de euros, más una absorción de deuda por parte de Cendant de 550 millones.

Antes del verano, Honeywell, objetivo de una OPA de General Electric, tentaba al comprador con una rebaja de precio para compensarle por las desinversiones exigidas por Bruselas para autorizar la operación. GE declinó la invitación y Monti frustró la compra.

Ya tras los atentados del 11 de septiembre, el presidente del grupo italiano Pirelli fue menos diplomático. Exigió, y obtuvo el 19 de septiembre, una rebaja de 700 millones de euros para seguir adelante con la OPA sobre Olivetti, que le proporcionaría el control de la operadora Telecom Italia. La luz verde de Monti consumaba al día siguiente una operación, valorada, en principio, en 7.000 millones de euros.

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