Schröder salva por tan sólo dos votos la moción de confianza
El líder de los talibanes, el mulá Mohamed Omar, anunció ayer la retirada de Kandahar, donde se ubica su cuartel general, y su marcha a las montañas en 24 horas, según informó la agencia afgana de noticias. Fuentes del Pentágono se mostraron, sin embargo, incrédulos ante el anuncio.
La agencia agregó que los talibanes entregarán este bastión a dos líderes locales de la etnia pastún como resultado de "profundas discusiones" entre los jefes militares y colaboradores del mulá Omar. Los líderes que tomarán el control de la ciudad son el mulá Naqibulá y Haj Basher, dos ex jefes militares de las fuerzas afganas que lucharon contra la invasión soviética en la década de los ochenta.
Kandahar y su región, en el sureste, y la ciudad de Kunduz, en el norte, eran ayer las últimas zonas de Afganistán que estaban todavía bajo control de las tropas talibanes, tras los imparables avances de la opositora Alianza del Norte apoyada por los bombardeos estadounidenses.
Fuentes de Defensa de EE UU negaron que las informaciones fueran ciertas.
Por el contrario, si mostraron su convicción de haber matado a Mohamed Atef, uno de los lugartenientes de Osama Bin Laden y uno de los dirigentes de más alto rango de la red Al Qaeda. La muerte de Atef, víctima de un bombardeo estadounidense, fue vista como un gran logro militar. "Es el jefe militar. Es como eliminar a Tommy Franks [el general estadounidense que dirige las operaciones militares en Afganistán], dijo Peter Bergen, un experto en Al Qaeda a Reuters.
Los servicios de inteligencia identificaron a Atef, cuya hija contrajo matrimonio con uno de los hijos de Bin Laden este año, como el "planificador militar" de los ataques del 11 de septiembre, que dejaron 4.600 muertos en Nueva York, Washington y Pennsylvania.
También es considerado responsable de planear los ataques de 1998 contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, por los que estaba en la lista de los más buscados de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI).
Los bombardeos continuaron ayer sobre Afganistán mientras para los musulmanes comenzaba su mes santo. "No hay cambio en las operaciones militares como resultado del Ramadán", confirmó a la prensa el portavoz del Departamento de Defensa, Dick McGraw.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, aclaró ayer que, pese a la semana de éxitos que ha llevado a las tropas estadounidenses a tomar el control de más de dos terceras partes del país, los talibanes continuaban en Afganistán. "Sería un error decir que los talibanes se han ido o han desaparecido", afirmó. En cuanto al paradero de Bin Laden, Rumsfeld señaló que sospecha que "aún está en el país. Ni que decir tiene que, si supiéramos dónde está, le echaríamos mano".
Entre tanto, el enviado especial de la ONU a Afganistán, Lakdar Brahimi, afirmó ayer que "el principal obstáculo" que retrasa la reunión de todos los representantes afganos para acordar un Gobierno corresponde a la Alianza del Norte. Además de estar ocupados en la lucha armada, los miembros de esta formación imponen otro lugar de reunión que el que prefiere el resto de los convocados.
Apoyo desde Alemania
El canciller alemán Gerhard Schröder consiguió ayer el apoyo de los parlamentarios de su país al envío de tropas alemanas a la zona.
Schröder consiguió 336 votos a favor, sólo dos más de los necesarios para que la moción de confianza fuera aprobada después de que varios disidentes del socio menor de su coalición, Los Verdes, se retractaron y lo apoyaran. El canciller convocó la votación para obtener el respaldo parlamentario, requerimiento previsto en la Constitución, en el envío de hasta 3.900 efectivos para ayudar a las tropas estadounidenses.