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La UE deja en manos de los Estados la regulación del correo digital no deseado

El Parlamento Europeo ha aprobado la directiva que protegerá el derecho a la intimidad de los europeos en Internet. Al contrario de lo que pretendía Bruselas, la Eurocámara deja a la elección de cada Estado la regulación del correo electrónico no solicitado. La decisión, muy mal acogida por los consumidores, se ha visto en parte compensada por la prohibición del uso de identificadores en la Red (cookies), un aspecto con el que no comulgan las empresas.

El intento de la Comisión Europea de proteger a los consumidores comunitarios del bombardeo de publicidad electrónica ha resultado finalmente bloqueado. La Eurocámara ha modificado el texto inicial de la directiva, que establecía listas de inclusión a las que habrían de apuntarse quienes quisiesen recibir ese tipo de mensajes, para dejar en manos de los Estados miembros la regulación de este apartado.

De esta forma, cada país tendrá que elegir entre la adopción de listas de inclusión o el establecimiento de listas de exclusión, esto es, listas en las que deberán figurar quienes no deseen recibir los mensajes. Según Javier Ribas, socio y responsable internacional de comercio electrónico del bufete Landwell, la posibilidad de que algunos Estados se decanten por las listas de inclusión "perjudicará a las empresas europeas respecto a las estadounidenses, por ejemplo, que no están sujetas a esta obligación y pueden enviar su publicidad a quien deseen".

Ribas considera que, pese a que España se ha inclinado siempre por las listas de exclusión, el último anteproyecto de ley de comercio electrónico "se decanta por proteger al consumidor" frente a los intereses de las empresas.

Otra de las novedades que ha adoptado el Parlamento ha sido la prohibición del uso de identificadores en la Red (cookies), unos dispositivos que permiten a las empresas crear perfiles de consumo de los usuarios y dirigir mejor sus ofertas.

 

Basura en los ordenadores de sus señorías

El Parlamento Europeo sufrió hasta la votación de anteayer una de las campañas de presión más insidiosas que se recuerdan. La Oficina Europea de Organizaciones de Consumidores (BEUC, en sus siglas en francés) no ha dudado en inundar los buzones electrónicos de los 626 europarlamentarios con correo basura, para demostrar a sus señorías el bombardeo que padecen a diario millones de usuarios anónimos.

"Mi dirección electróncia ha sido añadida a las listas de correo de varias páginas pornográficas", se quejaba estos días en un semanario bruselense el parlamentario británico Michael Cashman. Su pecado: votar a favor de que los Estados miembro de la UE puedan autorizar el bombardeo electrónico masivo hacia destinatarios que no lo han solicitado. BEUC asegura, basándose en estudios independientes, que el 88% de esa publicidad no consigue ningún efecto comercial. La misma suerte ha corrido su campaña en contra del acuerdo aprobado anteayer por el Parlamento.

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