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Microsoft presenta la nueva versión de Windows rodeado de polémicas

El hotel Marriot de Nueva York reunió ayer a los máximos directivos de la industria informática. La excusa, la puesta de largo del último sistema operativo de Microsoft, Windows XP.

El gigante estadounidense del software, Microsoft, lanzó ayer oficialmente su producto más esperado, el nuevo sistema operativo Windows XP. "Lo máximo que hemos hecho desde Windows 95", señaló el fundador de la compañía, Bill Gates, que escogió Nueva York para hacer el anuncio central. Acompañado por el alcalde de la ciudad, Rudoph Giuliani, y los presidentes de las grandes compañías de la industria informática y electrónica como Intel, Compaq, Hewlett-Packard, Dell o Nikon, Gates fue el anfitrión de la mayor fiesta corporativa desde los ataques del 11 de septiembre en EE UU.

El nuevo sistema operativo, alabado por unos y criticados por otros, sale al mercado arropado por una campaña de marketing de más de 46.000 millones de pesetas. La compañía aseguró que la demanda de Windows XP es alentadora y que los consumidores ya han realizado 100.000 reservas del producto y que hay 30 millones de PC listos para vender con el nuevo sistemas preinstalado.

El lanzamiento se realizó simultáneamente en 50 países. Y, tal y como acostumbra Microsoft, no faltó atractivo. En Nueva York, fue el cantante británico Sting el encargado de poner el broche de oro. La firma estadounidense intentó rememorar de alguna manera el lanzamiento exitoso de Windows 95, cuando los clientes hacían largas colas en las tiendas durante la noche para conseguir las primeras unidades del producto, pero lo cierto es que las expectativas levantadas por Windows XP no parecen haber sido las mismas; algunos analistas dudan de que el producto aporte tantas innovaciones como para que los clientes empresariales de Microsoft estén dispuestos a actualizarse al nuevo Windows.

Lo cierto es que el nuevo XP es mucho más que un simple sistema operativo. Microsoft ha decidido incorporar al producto nuevas aplicaciones, tales como un navegador, un sistema de mensajería instantánea, un programa de correo electrónico o un editor de fotografía digital. Esta práctica comercial de añadir herramientas al sistema operativo ya llevó a la compañía a los tribunales en 1998. "XP es la primera versión en 10 años en la que hemos sido capaces de incorporar todas las innovaciones juntas", explicaba desde Londres Steve Baller, presidente de Microsoft. El directivo aseguró que "éste es el producto que comenzará a hacer la informática tan fácil de usar como levantar un teléfono o poner en marcha la televisión", señala Reuters.

Nadie parece dudar de que el XP es mucho más fácil de manejar, más estable, con nuevas capacidades para editar audio y vídeo y con más opciones para que dos ordenadores distantes compartan aplicaciones, pero ha sido la política de Microsoft de añadir herramientas que hasta ahora eran ofrecidas por distintos fabricantes de software lo que ha despertado duras críticas.

Aunque Microsoft argumenta que "son herramientas que los usuarios reclaman", su estrategia hace peligrar el negocio de empresas como RealNetworks, AOL, Yahoo e incluso el de empresas que desarrollan cortafuegos, ya que el nuevo XP también incorpora uno para ampliar la seguridad del sistema. Estas empresas tienen ahora por delante la difícil tarea de convencer a los usuarios de que paguen por su producto en vez de usar los de Microsoft que vienen por defecto.

Hay otra crítica: la de la privacidad de los datos. Win-dows XP incorpora el sistema Passport, que pretende convertirse en un pasaporte digital para agilizar las compras por Internet. A cambio, los usuarios deben dar información personal que Microsoft guarda en una enorme base de datos. Además, los usuarios deben activarse, dándose de alta y obteniendo a cambio una clave aleatoria para su uso. Microsoft quiere evitar así la piratería de su software, pero los críticos señalan que el mecanismo permitiría seguir el rastro de los clientes por la Red, aunque la compañía lo niega.

Gates señaló que Windows XP es una inversión del sector tecnológico "para reactivar esa industria", a pesar de que reconoció que la "economía no va muy bien". El último Windows, que cuesta 49.900 pesetas (versión profesional) y 21.900 pesetas (versión doméstica), requiere un ordenador potente, que podría animar a muchos usuarios a cambiar de PC. Microsoft recomienda usar equipos que no tengan más de dos años, lo que podría incrementar las ventas de PC, que cayeron por encima del 10% en el tercer trimestre de este año, según Gartner Dataquest.

Política de licencias

Este hecho, que ha supuesto también algunas críticas sobre si Windows XP es caro o no (por los gastos de cambio de equipo que podría implicar), se suma al descontento mostrado por muchos clientes corporativos de Microsoft que se han quejado de la nueva política de licencias. El problema es que la compañía de Bill Gates obliga a todos sus clientes a firmar un contrato de mantenimiento por dos años o pagar el precio completo por las actualizaciones.

La medida ha sido revisada ante la avalancha de quejas que advertían de una subida de precios para las empresas de entre un 33% y un 107%, según Gartner, y Microsoft ha aplazado la entrada en vigor de su nuevo programa hasta el 31 de julio de 2002 para que las compañías se adapten al nuevo sistema. Algunos analistas atribuyen el cambio al temor de la compañía a perder clientes.

El director general de Microsoft Ibérica, Francisco Román, aseguró que las previsiones son que entre el 60% y el 70% de los PC que se vendan en España tengan preins-talado el nuevo Win-dows, que calificó de "salto espectacular", respecto a sistemas anteriores y la culminación de 13 años de esfuerzo en el que han participado 6.000 especialistas.

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