Argentina apela a Washington para evitar la suspensión de pagos
De manera imprevista y en una muestra del punto extremo al que ha llegado la crisis, el ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo, viajó secretamente a Estados Unidos para negociar una salida que evite la suspensión de pagos. La negociación con las provincias no prospera y los bancos rechazan los términos oficiales para el canje de deuda.
El lunes por la noche, Cavallo despegó de Buenos Aires y aterrizó en Nueva York el martes por la mañana. El viaje del ministro, realizado con total sigilo, se conoció sólo 24 horas más tarde. La decisión pone de relieve la desesperante situación que atraviesa la economía del país y, en particular, el Gobierno del presidente Fernando de la Rúa. Si Cavallo retorna hoy de EE UU con las manos vacías, su situación se hará insostenible.
Fuentes del sector financiero indicaron que el ministro viajó para gestionar un paquete de asistencia financiera de al menos 10.000 millones de dólares (12.000 millones de euros). Esa cantidad surgiría de la suma del aporte de 3.000 millones anunciado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) hace algunas semanas, para ayudar a un nuevo canje de deuda, esta vez con bancos y fondos de pensiones locales, más otros 5.000 millones que aportarían en partes iguales el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.
El resto podría provenir del Tesoro de EE UU. Pero se trata de condicionales, de planes y versiones. Lo único concreto es que Cavallo ha realizado gestiones con banqueros privados y con altos funcionarios del Tesoro estadounidense y del Fondo. Lo que pueda haber surgido de esas negociaciones sólo se podrá saber al regreso de Cavallo a Buenos Aires.
Mientras tanto, el jefe del Gabinete de Ministros, Chrystian Colombo, no concurrió hoy a una reunión con los gobernadores provinciales para avanzar en la negociación de un acuerdo sobre el reparto de impuestos entre nación y provincias. Es claro que no lo hizo a la espera de los resultados obtenidos por Cavallo. El ex presidente Raúl Alfonsín, por su parte, aprovechó para insistir en la necesidad de que su compañero de partido, De la Rúa, "acelere el cambio de rumbo económico". Es decir, que le pida la dimisión a Cavallo.
Deuda de las provincias
El imprevisto giro de la situación se produjo el mismo lunes, cuando el Gobierno y las provincias anunciaron que no habían llegado al esperado acuerdo. El punto de discordia, que impidió la firma de un pacto, es la refinanciación de la deuda de algunas provincias.
Los gobernadores aceptaron el plan del Gobierno central, que implica que el Estado nacional se haga cargo de la deuda provincial, pero siempre y cuando los tipos de interés a pagar a la banca local acreedora no supere el 7%. Como los banqueros se niegan a aceptar esta cifra y piden, en cambio, que la diferencia entre ese tipo y el actual, del 24% anual, se capitalice, el pacto entre el Gobierno y los gobernadores se ha tornado imposible. Se trata de un acuerdo a tres bandas, en el cual Cavallo está en el medio. Si la banca no acepta los tipos propuestos por las provincias, cualquier acuerdo del ministro con los gobernadores es papel mojado.
Los bancos se escudan en que no puede haber una renegociación de los títulos de las deudas provinciales bajo presión y que, si esto ocurre, Argentina entraría en suspensión de pagos, tal como lo advirtió la semana pasada Standard & Poor's. Cavallo está de acuerdo con los gobernadores pero no puede actuar. Entre tanto, su frente interno se resquebraja. El secretario de Finanzas, Daniel Marx, un hombre de larga actuación en el sector financiero, le advierte que la situación puede acabar en crisis financiera si insiste.
La única salida que ha visto Cavallo fue aquella a la que apeló: pedir respaldo a EE UU para superar el impasse. Y, en último término, que Washington apoye la dolarización. Algo hoy muy improbable.