Londres plantea un nuevo acuerdo sobre patentes en la OMC sin gravar a la industria
El pánico suscitado por la proliferación de casos de carbunco ha llevado a los países industrializados a replantearse sus posiciones respecto a la protección de la propiedad intelectual y el uso de medicamentos genéricos en situaciones de emergencia sanitaria.
La ministra británica de Comercio e Industria, Patricia Hewitt, aseguró que Gran Bretaña, con una potente industria farmacéutica, no ha variado sus posiciones tras los atentados del 11 de septiembre, pero apostó porque los Gobiernos de los países más desarrollados, la industria farmacéutica y los países más pobres alcancen un nuevo acuerdo dentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre las patentes sanitarias.
Entre las posibilidades de negociación, Hewitt apuntó la reducción del periodo de vigencia de las patentes, cuya duración reglada asciende ahora a 20 años, o incluso nuevas fórmulas de coo-peración entre la industria farmacéutica de aquellos países y las grandes multinacionales para la producción y distribución de medicamentos genéricos en situaciones de emergencia.
Hasta el 11-S, las grandes potencias defendían a ultranza los derechos de propiedad intelectual de sus farmacéuticas frente a países como India, Brasil o Suráfrica, que luchaban por obtener medicamentos baratos para combatir epidemias como el sida, que afectan a más del 10% de su población. Pero han bastado unos casos de carbunco o la simple posibilidad de contagio (en Canadá) para que los Gobiernos amenazaran a la industria con saltarse las patentes farmacéuticas apelando a la emergencia nacional.
Bayer ha alcanzado un acuerdo con el Gobierno de EE UU por el que triplicará su producción de Cipro, medicamento empleado para curar el carbunco, a casi la mitad de su precio actual. A cambio, Washington se compromete a mantener protegida la patente de esta medicina hasta finales de 2003. El precio ofrecido por Bayer a EE UU es sensiblemente inferior que el pactado con el Gobierno de Canadá.