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INTERNACIONAL

Líderes afganos negocian el Gobierno de sucesión a los talibanes

Unos 800 líderes afganos exiliados iniciaron ayer dos días de reuniones en Pakistán para acordar un Gobierno de amplia base, incluyendo también a los talibanes, y con el ex rey Zahir Shah como jefe de Estado. Los representantes de las distintas etnias y religiones lanzaron una petición a EE UU para que interrumpa los bombardeos, que ayer continuaron sobre suelo afgano.

El líder religioso Sayed Ahmad Gailani dijo a los 800 asistentes a la reunión que la ofensiva militar liderada por Estados Unidos estaba matando a civiles inocentes, cuando lo que Afganistán necesita es la reconstrucción, tras dos décadas de devastadora guerra civil. "Afganistán pende entre la vida y la muerte", dijo Gailani a líderes políticos, religiosos y tribales, en el primero de dos días de reuniones sobre estrategia en la fronteriza ciudad de Peshawar, en Pakistán.

Gailani, anfitrión del encuentro más numeroso hasta la fecha de fuerzas promonarquistas, opinó que "deben hacerse esfuerzos para frenar las operaciones militares y comenzar a trabajar en la reconstrucción del país a la brevedad posible".

Los delegados alcanzaron el consenso en la primera jornada de la conferencia, organizada bajo el título de Asamblea para la Paz y la Unidad Nacional de Afganistán.

Los exiliados llamaron a los talibanes a desertar de sus filas y apoyar el retorno del ex monarca Mohamed Zahir Shah. La propuesta discutida ayer difiere de los deseos de la Alianza del Norte, que ha pedido más bombardeos para despejar su camino hacia la capital afgana, Kabul, y ha rechazado la idea de formar Gobierno con talibanes. Pakistán, vecino y destino de la mayor parte de los refugiados afganos, no apoya un Gobierno de la Alianza del Norte.

Consejo de Líderes

Durante la sesión, los delegados acordaron también apoyar la creación de un Consejo de Líderes, compuesto por políticos, clérigos y otros ciudadanos afganos que gocen del "respaldo de la mayoría de la población". El Consejo de Líderes, en el que estarían representadas todas las etnias locales y quedaría compuesto por 120 miembros, tendría los cometidos de supervisar la transición y llenar el vacío de poder que se produciría en Afganistán tras la derrota del régimen talibán, que creen cercana.

Entre tanto, los bombardeos estadounidenses continuaron a lo largo del día de ayer, mientras el Gobierno talibán, acusado por EE UU de proteger al terrorista Osama Bin Laden, amenazó con estar armando a milicias ciudadanas para resistir una invasión de las tropas terrestres estadounidenses.

En respuesta a los rumores que apuntaban a que Bin Laden había sido alcanzado en los ataques, el ministro de Información, Abdul Hanan, afirmó que continúa vivo y a salvo. "Los ataques estadounidenses no han causado daño a las autoridades del emirato islámico ni a sus invitados", dijo Hanan a la agencia Prensa Islámica Afgana (AIP).

El embajador de los talibanes en Pakistán, el mulá Abdul Salam Zaif, reiteró en Islamabad que el movimiento no entregará a Bin Laden, "aunque mataran a toda la nación de Afganistán".

La ONU denunció ayer que las fuerzas lideradas por EE UU lanzaron bombas de racimo contra la aldea de Sajer Qala en la madrugada del martes, lo que ha dejado la zona poblada de pequeñas bombas sin explotar y supone un peligro constante para los habitantes. Además, informó que las ciudades más importantes de Afganistán están quedando casi vacías tras la huida de la población.

Mientras tanto, Washington libra su propia batalla en casa con el pánico desatado por la proliferación de casos de carbunco. El director general del Servicio Postal, John Potter, tuvo que reconocer ayer que no hay garantías de que su correspondencia esté libre de esporas de esta bacteria y pidió a la población que extreme las medidas de seguridad a la hora de manipular los sobre y paquetes que reciban. Hasta la fecha, hay 12 casos confirmados de carbunco.

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