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EE UU impone a la banca medidas contra el blanqueo de dinero

La Cámara baja de Estados Unidos aprobó ayer el proyecto de ley antiterrorista, donde se incluyen nuevas medidas para reforzar el control bancario en las operaciones que realizan, principalmente con bancos extranjeros. La Cámara aprobó también por sólo dos votos el plan de estímulo que inyectará casi 20 billones de pesetas en la economía.

Por 357 votos a favor y 66 votos en contra, la Cámara de Representantes de EE UU aprobó ayer el proyecto de ley antiterrorista, en el que se incluye una serie de medidas para reforzar la legislación contra el lavado de dinero y que ha suscitado las críticas de la banca estadounidense.

El Senado aprobará la medida previsiblemente esta semana y será enviada para su firma al presidente George Bush.

Si no se introduce ninguna modificación en la Cámara alta, los bancos estadounidenses tendrán prohibido a partir del 31 de diciembre hacer transacciones con instituciones bancarias extranjeras consideradas fantasmas, es decir, sin localización física. Además se verán obligados a hacer una identificación más exhaustiva sobre los titulares de cuentas extranjeras y deberán revisar con mayor detenimiento las denominadas cuentas corresponsales.

Estas cuentas permiten que los bancos extranjeros utilicen los servicios de los bancos estadounidenses con los que hayan alcanzado un acuerdo para realizar sus operaciones en EE UU a través de su red bancaria si carecen de sucursales allí. De esta forma tienen acceso directo al sistema financiero estadounidense.

La Administración estadounidense sospecha que el principal sospechoso de los atentados de septiembre, el millonario Osama Bin La-den, pudo haber utilizado cuen-tas corresponsales en bancos de todo el mundo para financiar su red terrorista.

Sólo hasta 2005

La ley también amplía los poderes del Tesoro para detectar a los países o bancos extranjeros que representan una amenaza importante por cobijar estas actividades.

Pese a la oposición de la Casa Blanca, el Congreso ha introducido una limitación temporal a estas medidas, con lo que dejarán de estar en vigor dentro de cuatro años, a finales de 2005.

Los congresistas responden así a las presiones del sector, que teme que el endurecimiento de la legislación bancaria les haga perder clientes en favor de otros países considerados paraísos fiscales. Sólo en Florida, el sector calcula que de los 200.000 millones de dólares (220.000 millones de euros) depositados en sus bancos, 49.000 millones (53.900 millones de euros) provienen de cuentas extranjeras. Según publicaba ayer el Miami Herald, la Asociación de Banqueros Internacionales calcula que perderá, al menos, un 30% de estos depósitos.

Esta legislación supone un giro de 180 grados en las posiciones que venía defendiendo EE UU sobre el control bancario y el lavado de dinero antes del 11 de septiembre. Pero como reconocía el presidente del Comité Financiero de la Cámara de Representantes, el republicano Michael Oxely, "supone un paso decisivo contra los terroristas y criminales amparados en paraísos fiscales que durante demasiado tiempo han estado protegidos".

La Cámara aprobó también por sólo dos votos, 216 frente a 214, el plan de estímulo económico que inyectará 100.000 millones de dólares, casi 20 billones de pesetas, en la economía con menos impuestos y ayudas.

 

El aumento de la seguridad daña la productividad

La Reserva Federal de EE UU asegura que las mayores medidas de seguridad adoptadas por las empresas tras los atentados y el mayor coste de los seguros derivado de la cobertura de los ataques terroristas están dañando la productividad del país, motor durante años del mayor periodo de expansión de la historia de EE UU.

El secretario del Tesoro, Paul O'Neill, también llamó ayer la atención sobre los riesgos económicos derivados del mayor coste de la seguridad, un problema que, a su juicio, "debe ser neutralizado con rapidez" para evitar que se produzca "la inestabilidad económica".

En su Libro Beige, la Reserva reconoce que tras los atentados de septiembre la economía sufrió una brusca caída de la actividad, de la que en parte se ha recuperado. La entidad que preside Alan Greenspan alerta, no obstante, del fuerte impacto que la desaceleración generalizada puede tener sobre el mercado laboral, pues a medio plazo prolongaría la recesión de la primera economía del mundo.

Asimismo, el informe reconoce que los ataques tendrán un largo impacto sobre determinados sectores como la industria, aunque en el caso de los automóviles, con los planes de financiación a tipo cero, las perspectivas son algo más positivas.

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