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La CE culpa a las barreras fiscales de la falta de fusiones europeas

La ausencia de fusiones empresariales transfronterizas en la Unión Europea se debe, en parte, a la disparidad de los regímenes fiscales que soportan las empresas, según denuncia la Comisión Europea. Bruselas intentará solventar esta dificultad mediante la armonización del concepto de base imponible en los beneficios empresariales, aunque cada Estado podrá seguir fijando el tipo de imposición que considere más adecuado.

El comisario de Mercado Interior, Frits Bolkestein, propondrá en breve, previsiblemente mañana mismo, la armonización de las normas sobre fiscalidad de las sociedades para derribar todas las barreras que aún frenan la actividad económica transfronteriza en la UE. Entre las novedades figura que las compañías puedan tributar ante una sola Hacienda el resultado consolidado de sus actividades en Europa

La Comisión espera que esta reforma facilite la reestructuración empresarial y la consolidación sectorial.

Bruselas asegura que cuenta ya con el apoyo de las organizaciones empresariales que ha consultado.

Es más que probable, pues ocho años después de haberse completado el mercado único pocas empresas han conseguido cruzar la frontera nacional para intentar una fusión con otra compañía. Y las que han osado se han estrellado, según la Comisión Europea, con tal pesadilla contable y fiscal que no pocas veces han preferido renunciar a la operación.

El documento que ultiman los servicios de Bolkestein asegura que su propuesta reducirá el lastre administrativo que supone a las empresas satisfacer las exigencias de 15 regímenes fiscales distintos. La armonización normativa permitirá a las empresas, además, la unificación automática del cómputo de beneficios y pérdidas de todas sus filiales en la UE.

Los Estados seguirán fijando los tipos de imposición al nivel que deseen y las empresas podrán elegir su domicilio fiscal. Bolkestein, firme partidario de la competencia entre las Haciendas públicas, siempre que sea leal, se decanta por esa opción como medio para reducir la presión impositiva. "En este momento", afirmó el comisario en Rotterdam el jueves pasado, "no hace falta una acción a nivel comunitario en cuanto a los tipos impositivos".

Urgencia

La Comisión considera urgente, en cambio, terminar con las dificultades que padecen las compañías que operan en varios Estados miembros. El documento de Bolkestein denuncia, en especial, la separación contable obligatoria entre empresas matrices y filiales. No sólo multiplica el coste operativo de las empresas, sino que, en ocasiones, les impide también acogerse a beneficios fiscales por las pérdidas que puedan haber sufrido en un determinado Estado miembro.

La doble imposición tampoco ha desaparecido y la esquizofrenia fiscal puede hacer que una reestructuración empresarial se considere un rendimiento de capital en algunos Estados miembros y una pérdida de beneficios en otro.

No faltan tampoco, según la Comisión, las legislaciones nacionales que favorecen claramente al inversor local, a pesar de que el Tratado de la UE prohíbe cualquier discriminación entre inversores europeos.

"Estos problemas", constata el estudio de la Comisión, "dañan la competitividad de las compañías europeas". Y advierte que "la inminente ampliación de la UE hace más urgente buscar las soluciones apropiadas".

Bruselas anuncia acciones legislativas específicas para acabar con dificultades concretas, así como una reforma más amplia de la fiscalidad de sociedades que permita aprovechar el potencial del mercado único. Entre las primeras, Frits Bolkestein anuncia la actualización de la directiva europea sobre fusiones y la directiva sobre empresas matrices y subsidiarias. En ambas se ampliará el ámbito de aplicación para que puedan beneficiarse más empresas, y se armonizará el tratamiento fiscal de los rendimientos de capital en operaciones de concentración y de las relaciones comerciales dentro del mismo grupo empresarial.

Las novedades, asegura la Comisión, redundarán en beneficio de empresas de cualquier tamaño. "Aunque el coste administrativo de cumplir con las obligaciones fiscales es inversamente proporcional a la envergadura de la empresa", afirma la Comisión, "la naturaleza de los obstáculos es esencialmente la misma para todas las compañías".

Definición unificada

El plan más ambicioso se centrará en la definición común en toda la UE de la base imponible. La Comisión ha descartado otras soluciones globales, como el reconocimiento mutuo de los sistemas impositivos, aunque reclama la adopción de un solo convenio entre los Estados de la UE. ¿Se puede justificar en un mercado interior la existencia de casi 100 tratados fiscales bilaterales?, se preguntaba el jueves Bolkestein.

Sus servicios también han renunciado a proponer un impuesto de sociedades a nivel europeo, una parte del cual financiaría la gestión de la Unión Europea.

La unificación de la base imponible exigirá la armonización contable. La Comisión Europea ya ha propuesto que, antes de 2005, al menos todas las empresas cotizadas hayan adoptado ya las normas internacionales de contabilidad (IAS,en sus siglas en inglés) para garantizar la transparencia de los datos y la posibilidad de compararlos.

 

Los Estados se atrincheran en la soberanía

Acciones de oro, injerencias políticas, restricciones a los derechos de voto del inversor extranjero... La actividad comercial transfronteriza en la UE soporta barreras que impiden a las empresas considerar el espacio europeo como su mercado natural, según denuncia insistentemente la Comisión Europea. El comisario de Fiscalidad, Frits Bolkestein, añade ahora que el reino de taifas fiscal también impide la restructuración sectorial a escala europea.

La situación contrasta con la doctrina que impone su colega de Competencia, Mario Monti, que no duda en bloquear fusiones como Volvo-Scania porque la vocación europea de las empresas se traduce en una posición dominante en sus mercados nacionales de origen.

Con el mercado local saturado y el europeo plagado de impedimentos, las multinacionales del continente sufren, según el departamento de Bolkestein, una peligrosa "pérdida de eficiencia económica".

La Comisión ya identificó en 1990 las distorsiones a la competencia que genera la disparidad fiscal y el lastre que supone para la competitividad. Sin embargo, según el documento que prepara el Ejecutivo comunitario sobre el impuesto de sociedades, "poco se ha avanzado" desde entonces. Los Estados miembros siguen resistiéndose a cualquier concesión que ponga en peligro su soberanía fiscal.

En consecuencia, "las empresas europeas operan en un espacio económico común en el cual se aplican 15 regímenes fiscales diferentes", afirma el documento.

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