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La AIE descarta una intervención inmediata en el mercado del crudo

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) rechazó ayer una intervención inminente en el sector petrolero, toda vez que "el mercado está bien abastecido actualmente", según señaló ayer una portavoz de la entidad. Por otra parte, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) está considerando la posibilidad de recortar su producción antes de su reunión de noviembre, dado el bajo precio del crudo.

La AIE, dependiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), salió ayer al paso de una información del diario The Wall Street Journal en la que se aseguraba que estaba trazando un plan de emergencia para sacar al mercado del crudo dos millones de barriles diarios, lo que representaría el 2,5% del suministro mundial de petróleo.

Tanto la portavoz de la organización, Fiona Davies, co-mo el director, Robert Prid-dle, descartaron una intervención inmediata. "El mercado no necesita crudo suple-mentario, ya que los precios han caído y las reservas de los principales países consumidores están a un buen nivel", declaró Davies a la agencia Efe. Por otra parte, el secretario general de la OPEP, el venezolano Alí Rodríguez, afirmó ayer que Priddle le había garantizado que la AIE no actuaría de momento. Rodríguez señaló que la AIE y la OPEP se habían comprometido a "trabajar juntos" para garantizar la "estabilidad" del mercado.

Lo cierto es que los representantes de los 30 países de la OCDE se reunieron ayer en la AIE para evaluar qué medidas tomar si la represalia de EE UU se extiende al Golfo Pérsico, donde se concentra la cuarta parte de la producción mundial de petróleo.

Los países de la OCDE representan el 60% del consumo mundial de petróleo y sus inventarios ascienden a 4.000 millones de barriles, equivalente al consumo mundial de petróleo durante 51 días.

Pesa la crisis económica

En cualquier caso, lo que sigue pesando para los operadores es la convicción de la recesión económica que se avecina sobre EE UU y amenaza con contagiarse al resto del mundo.

El barril de crudo tipo brent, el de referencia en Europa, con entrega en noviembre, volvió ayer a cotizar a la baja y cerró a 22,10 dólares, 80 centavos menos que la víspera. La caída de la cotización desde los ataques terroristas del 11 de septiembre es del 17%. El barril de West Texas Intermediate, indicador en EE UU, con entrega a un mes, marcó un cambio de 22,75 dólares, 3,89 dólares por debajo del precio que tenía antes de los atentados.

La cesta de siete tipos de crudo de la OPEP registró el lunes su sexto día consecutivo por debajo de los 22 dólares, al cotizar a 20,44 dólares por barril. Un acuerdo informal entre los ministros de la OPEP establece que si el precio permanece 10 días consecutivos por debajo de los 22 dólares, los socios retirarán inmediatamente del mercado 500.000 barriles diarios.

El influyente ministro saudí de Petróleo, Ali al-Naimi, volvió a reiterar ayer que la OPEP reducirá su producción si los precios continúan a la baja. El cartel produce oficialmente 23,2 millones de barriles diarios, el 40% de la producción mundial de petróleo, y este año ha aprobado tres recortes que totalizan 3,5 millones de barriles diarios con el objetivo de estimular los precios.

Sin embargo, es difícil que la OPEP, formada mayoritariamente por países árabes y siempre con un ojo en la reacción de la Administración estadounidense, se decida por el recorte. En cualquier caso, la OPEP no ha cumplido con las reducciones aprobadas este año y los expertos estiman que la sobreproducción se acerca al millón de barriles diarios. La razón de esta indisciplina es la fuerte dependencia de estos países de los ingresos petroleros.

En cualquier caso, la situación es de debilidad clara de la demanda, que podría contraerse el año próximo por primera vez desde 1983, según las estimaciones de ABN Amro. Por eso, la OPEP está pidiendo ahora ayuda a otros países petroleros. Rusia, que produce el 9% del crudo mundial y que este año ha incrementado sus exportaciones 400.000 barriles diarios (un 16%), se ha comprometido ha ayudar a la OPEP reduciendo su producción.

La viabilidad del compromiso ruso es difícil. Moscú necesita los ingresos petroleros para hacer frente a la deuda pública. Además, el 80% de la producción está en manos de compañías privadas, que no quieren ver cómo su cuota de mercado es ocupada por países como Kazajistán y Azerbaiyán.

Lo único claro es que, pese a todos los movimientos e incertidumbres, el precio del petróleo sigue bajando. La crisis pesa ahora más que el miedo.

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