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Las gangas o el peligro que acecha

La espiral alcista intradía que vivieron los mercados del mundo en la jornada del lunes dejó boquiabiertos a todos los participantes en el mercado, sin excepciones. Valores emblemáticos, de alta capitalización, son capaces de variar un 10%, sin pestañear. La pregunta que muchos se hacen estos días es la siguiente: ¿merece la pena invertir en un mercado que procura fluctuaciones de este tipo en valores del alta cuna?

Es curioso observar cómo esta situación ha enfriado a los inversores, a pesar de que ha llevado, en última instancia, el sello alcista. Movimientos de volatilidad tan elevada contribuyen a ahuyentar aún más a unos ahorradores que han corrido despavoridos de las Bolsas, primero por los varapalos a las telecomunicaciones, que terminaron contagiando el resto de los valores y, segundo, por los atentados terroristas del día 11 en EE UU.

Por eso, sorprende que los voceros acudan al viejo y manido razonamiento de que las Bolsas suben porque arrojan precios de ganga. Este es, precisamente, uno de los grandes problemas con los que se enfrentan los inversores. Confundir bajo con barato suele acarrear serios disgustos.

Un paseo por crisis bursátiles anteriores permite observar cómo hay decenas de valores, generalmente las compañías pequeñas y medianas, es decir, las que no están en el Ibex y las que tanto recomiendan analistas y agitadores ahora, que no han recuperado los precios del crash de octubre de 1987. A otras tantas les sucede lo mismo con las crisis posteriores de la guerra del Golfo o el órdago lanzado por Soros, entre otros, contra el sistema monetario europeo.

Los analistas de prestigio recomiendan no echar las campanas al vuelo, porque la guerra contra el terrorismo sólo ha hecho que comenzar y, ante todo, seleccionar valores y oportunidades de inversión.

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