Powell apunta a Bin Laden como principal sospechoso en medio de un clima prebélico
La incredulidad y el dolor han dado paso a la indignación en EE UU, que vive prácticamente en clima prebélico. El presidente George Bush ha pedido a los ciudadanos que se preparen para una "guerra" contra el terrorismo "que vamos a ganar". Y la represalia llegará tan pronto como concluya la investigación del FBI, que está consiguiendo importantes pistas con gran celeridad. De hecho, el propio secretario de Estado, Colin Powell, reconoció que todo apunta a Osama Bin Laden. La agencia ya ha identificado a los 18 terroristas que ejecutaron la operación y busca a decenas de posibles colaboradores. Mientras, casi 5.000 personas siguen desaparecidas en Nueva York.
Estados Unidos se considera oficialmente en estado de guerra y está movilizando todos sus recursos para librar la batalla. El presidente George Bush dijo ayer a sus conciudadanos que deben estar listos para librar "un tipo diferente de guerra" que "estamos decididos a ganar". Y el Congreso está dispuesto a poner encima de la mesa todo el dinero necesario para ello.
El enemigo a batir es el terrorismo, y el primer paso en la batalla es localizar a los culpables de los espectaculares atentados del pasado martes.
El FBI ha conseguido importantes pistas en las últimas horas y Bush sólo espera una indicación clara sobre quién ordenó los ataques para ordenar una contundente represalia.
El fiscal general, John Aschroft, dijo ayer que al menos 18 terroristas habían participado en el secuestro de los cuatro aviones comerciales estrellados el martes y que éstos "contaron con un apoyo significativo en tierra".
El director del FBI, Robert Mueller, comunicó que su agencia ya cree haber identificado a dichos terroristas y que la prioridad en estos momentos es localizar a "cualquier persona que tenga relación con ellos".
Decenas de colaboradores
El Departamento de Justicia explicó que al menos uno de los terroristas de cada comando había recibido entrenamiento para pilotar aviones comerciales y que el número de colaboradores puede superar los 50. Algunos de los sospechosos ya han sido detenidos en la madrugada del jueves por tener identificaciones falsas.
Las informaciones filtradas de manera oficiosa indican que el entrenamiento para pilotar aviones lo recibieron en Florida, que entraron al país desde Canadá y que en las últimas semanas operaron desde Boston.
La investigación avanza, pues, a paso rápido. El secretario de Estado, Colin Powell, reconoció que el saudí Osama Bin Laden, que vive refugiado en Afganistán, es el primer sospechoso.
El FBI tiene movilizados a 4.000 agentes especiales y 3.000 colaboradores para esta investigación, tanto dentro como fuera de EE UU. El Gobierno alemán detuvo ayer a un sospechoso en Hamburgo, ligado, aseguraron, a los atentados del martes.
La agencia federal de inteligencia no quiso confirmar ni negar ayer las informaciones según las cuales el avión de American Airlines estrellado al sur de Pittsburg fue derribado por el propio ejército de EE UU.
El Departamento de Defensa lo ha negado, pero un agente del FBI dijo ayer en rueda de prensa que la posibilidad de que esto ocurriera "no ha sido descartada".
Mientras el FBI trabaja a marchas forzadas, el clima de beligerancia se extiende por todo el país. El dolor y la incredulidad inicial han dado paso a la indignación.
Psicosis colectiva
En el Congreso, en los medios de comunicación y en las calles, las voces a favor de una represalia militar contundente crecen por momentos. La cadena NBC ha sondeado a los ciudadanos y un 83% de los que respondieron están a favor de "una fuerte acción militar".
Crece, además, la psicosis colectiva por el temor a nuevos atentados. Ayer tuvo que ser desalojado el edificio del mercado Amex en Nueva York. Y la noche anterior fueron evacuados el Empire State Building (que es el edificio más alto de la ciudad tras la destrucción de las Torres Gemelas) y la Penn Station (la estación de trenes ubicada bajo el Madison Square Garden). En Washington, también fue desalojado el Congreso ayer por la tarde y el vicepresidente Dick Cheney fue trasladado a la residencia de Camp David como medida precautoria.
El clima reinante en la ciudad de Nueva York varía notablemente en función de las zonas. Por encima de la calle 14, la actividad comercial está prácticamente normalizada. Por debajo de esa calle, la ciudad sigue acordonada y sin algunos servicios básicos (metro, autobús, colegios, reparto de periódicos, etc.), y muchos ciudadanos están invadiendo las tiendas para aprovisionarse de agua y alimentos.
En la zona de Wall Street, el panorama sigue siendo desolador. Y el número oficial de víctimas y desaparecidos crece minuto a minuto.
Al cierre de esta edición habían sido localizados 94 cadáveres bajo las ruinas de las Torres Gemelas. Pero la cifra de desaparecidos supera los 4.700 y las tareas de rescate se están viendo dificultadas por los derrumbamientos parciales de las ruinas del World Trade Center y de edificios adyacentes.
Según cálculos de la prensa local, la mole de escombros acumulada en lo que antes era el World Trade Center tiene suficiente cemento para construir una acera de 1,5 metros de ancho que vaya desde Nueva York a Washington DC y suficiente acero para construir más de 20 Torres Eiffel. El propio presidente Bush tendrá ocasión de verlo con sus propios ojos hoy, cuando visite la ciudad para consolar a los familiares de las víctimas.
China y Rusia se suman al apoyo ofrecido por la OTAN
Las autoridades rusas y chinas profundizaron ayer en sus condenas a los atentados terroristas en EE UU y ofrecieron su apoyo al gigante norteamericano para una "guerra global" contra el terrorismo. Sin embargo, ambos países descartaron su participación en una eventual intervención militar contra Afganistán, donde se sospecha que se oculta el terrorista multimillonario Osama Bin Laden.
El ministro ruso de Defensa, Serguei Ivanov, representó a Rusia en la reunión con la OTAN, celebrada a solicitud de Moscú. Ivanov garantizó el apoyo total de los servicios secretos rusos para "no dejar sin castigo" a los responsables de los atentados, pero rechazó de plano cualquier participación militar. El Departamento ruso de Seguridad expresó su convicción de que Bin Laden es el responsable de los atentados, al tiempo que Moscú señalaba los vínculos "fuera de toda duda" entre Bin Laden y los rebeldes chechenos.
China pidió que cualquier acción se lleve a cabo consultando a la ONU y a los países asiáticos. El presidente chino, Jian Zeming, llamó al presidente estadounidense, George Bush, para ofrecerle su colaboración, aunque no hay detalles de en qué consistirá la colaboración. China está bajo sospecha por sus vínculos económicos con Afganistán, pero lo que Pekín quiere resaltar es que atacar a todo un país como represalia por un atentado terrorista sentaría un precedente muy peligroso.