El BCE y la Reserva Federal se unen para calmar los mercados
El consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) mantuvo ayer los tipos de interés, modificados por última vez -en un cuarto de punto- el 30 de agosto pasado, y aseguró que el eurosistema está listo para garantizar "el normal funcionamiento" de los mercados. Junto a la Reserva Federal de EE UU y otros bancos centrales, el BCE volvió a inyectar ayer liquidez al sistema financiero.
Pese a rumores aislados sobre la posibilidad de una reducción de tipos concertada entre las principales autoridades monetarias, la mayoría de los analistas había previsto la decisión del BCE, que apenas hace dos semanas había reducido hasta el 4,25% su tipo director. Ya la víspera, el presidente de la autoridad monetaria, Wim Duisenberg, había adelantado que abaratar el precio del dinero en estos momentos podría parecer poco aconsejable y ser interpretada como una "reacción de pánico" por parte de las autoridades monetarias.
En un escueto comunicado publicado al término de la reunión, el BCE hizo un llamamiento a la calma, asegurando que la "subyacente fuerza y resistencia del sistema económico estadounidense no se verán afectadas por los recientes eventos".
Por si no fuese así, sin embargo, el BCE "vigilará cuidadosamente los ulteriores desarrollos" y "está listo para apoyar el normal funcionamiento de los mercados".
Con ello, el banco hace referencia a las inyecciones de liquidez que la autoridad monetaria, junto a la Reserva Federal y otros bancos centrales, volvió a realizar ayer. En concreto, la autoridad europea insufló ayer 69.597 millones de euros al sistema financiero, a los que se sumó el Banco de Japón con otros 15.388 millones de euros. El mecanismo usado por el BCE para estas operaciones ha sido el de la subasta rápida.
En total, y junto a las operaciones similares realizadas el miércoles por estos dos bancos, más de 150.000 millones de dólares (165.000 millones de euros, 27 billones de pesetas) han sido inyectados en la economía mundial, según estimaciones de los analistas, a los que hay que sumar otros 42.000 millones de euros de la Reserva Federal estadounidense.
El economista jefe del banco y miembro de su directorio, Otto Issing, aseguró que las inyecciones surtieron el efecto deseado de estabilizar a los mercados. Tras estas operaciones, los tipos de préstamo a un día volvieron a acercarse al 4,25% fijado por el BCE. Ernst Welteke, presidente del Bundesbank, afirmó que, si es necesario, se procederá a una nueva subasta rápida hoy.
Estas inyecciones de liquidez son operaciones de ajuste fino de la política de regulación monetaria. Tienen el objetivo de suavizar las tensiones que pueden producirse en un momento de nerviosismo si todos los bancos tratan de obtener más liquidez al mismo tiempo, lo que puede provocar un repunte excesivo del tipo al que los bancos se prestan dinero, informa Patricia Colino.
Todo ello, sin embargo, difícilmente evitará que el BCE pronto tenga que volver a plantearse la posibilidad de bajar tipos. Según la casi unanimidad de los analistas, esta opción será prácticamente inevitable si la situación política y económica se sigue deteriorando, sobre todo en Estados Unidos, y la Reserva emprende una nue-va acción en este sentido.
"Si las cotizaciones en Bolsas cayesen de una manera considerable, también los bancos centrales procederán a bajadas de tipos más rápidas y drásticas de las que de todas formas se esperan", afirmó ayer el economista jefe del instituto Ifo en Alemania, Willi Leibfritz. Otro instituto alemán, el de Economía Mundial en Kiel (IfW) redujo ayer hasta el 1,7% su pronóstico de crecimiento para la zona euro. La previsión fue hecha antes de los atentados terroristas, con lo que la incertidumbre y el pesimismo son ahora mayores.
Greenspan y Duisenberg intercambian divisas por 50.000 millones de dólares
Lydia Aguirre. Nueva York
La Reserva Federal de EE UU ha puesto 50.000 millones de dólares (55.000 millones de euros, unos 9,15 billones de pesetas) a disposición del Banco Central Europeo (BCE) para "facilitar el funcionamiento de los mercados financieros y aportar liquidez en dólares", en un momento en que la industria financiera de este país se ha visto paralizada por los graves atentados del martes.
A cambio, la Reserva Federal de Nueva York recibirá del BCE una cifra equivalente en euros.
El canje de dólares por euros es considerado una medida de emergencia que no tiene precedentes. Y es posible que esos dólares nunca lleguen a utilizarse.
Con ello, Alan Greenspan y Wim Duisenberg garantizan que los bancos europeos no tengan problemas de liquidez en dólares en sus operaciones en EE UU y en Europa. La medida también constata la coordinación de los países miembros del G-7, cuyos bancos centrales ya han indicado que tomarán todas las medidas necesarias para garantizar que la tragedia provocada por el ataque terrorista no se ve agravada con una crisis global de los mercados.
En EE UU, muchos analistas han indicado que los daños provocados por la ofensiva terrorista del pasado martes hacen que aumente el peligro de recesión y, con ello, crezcan las posibilidades de que la Reserva Federal baje de nuevo los tipos de interés.
El mercado de renta fija de EE UU empezó a operar ayer, pero las Bolsas siguen cerradas y no abrirán sus puertas hasta el próximo lunes. Muchas de las grandes entidades financieras del país han sufrido enormes daños con la destrucción del World Trade Center.
Como primera medida, la Reserva Federal ya había inyectado el miércoles 38.250 millones de dólares (42.075 millones de euros) de liquidez en los mercados en forma de "reservas temporales para el sistema bancario" americano.
Plan de reactivación
El Congreso de EE UU también ha respondido de inmediato a la crisis, autorizando la entrega de 20.000 millones de dólares (22.0000 millones de euros) para las tareas de rescate y reconstrucción en Nueva York y Washington DC. Además, el senador republicano Pete Domenici dijo que la cifra seguramente será aumentada.
Los graves acontecimientos del martes han hecho que cambie radicalmente el talante de los congresistas en materia presupuestaria.
Hace unos días, muchos ponían el grito en el cielo porque la crisis económica y la bajada de impuestos estaban mermando el superávit. Ahora las prioridades han cambiado de forma radical y se habla de utilizar fondos de la Seguridad Social para cualquier gasto de emergencia necesario.
El primero en la lista de gastos a reforzar es el militar y de reforzamiento de los servicios de inteligencia. Un bloque en el que puede que no entre el escudo de defensa antimisiles propuesto por el presidente George Bush. Según el senador demócrata Joseph Biden, los ataques del martes confirman que la principal amenaza para el país no son los misiles llegados de fuera del país. Y muchos otros opinan igual.
Los congresistas son conscientes de que EE UU necesita reforzar sobre todo sus sistemas de inteligencia para luchar contra el terrorismo. Y en este terreno no piensan escatimar esfuerzos.
Kent Conrad, el demócrata que preside el Comité Presupuestario del Senado, ha descrito perfectamente el cambio de talante diciendo que la tragedia del martes "ha cambiado todo" y que, a efectos prácticos, el país "está en guerra y vamos a hacer todo lo necesario para defender a nuestro país".
El dólar pierde fuelle por el temor a que la crisis devenga en recesión
No hay ataque especulativo contra la moneda estadounidense. Sin embargo, el dólar aparecía ayer ante los ojos del mercado como una moneda más débil por el temor a que la crisis provocada tras los atentados terroristas contra Estados Unidos desencadene definitivamente una recesión.
Tras recuperar el miércoles parte del terreno perdido frente a otras divisas, como el euro y el franco suizo, el dólar volvió a caer ayer respecto a estas monedas. Cierto es que el retroceso fue leve (el euro le arañó una décima a la moneda estadounidense), pero el clima casi prebélico que se respira en EE UU y los miedos a una caída drástica del consumo no ayudan al billete verde.
Algunos analistas aseguraban ayer que gran parte del mérito de la resistencia del dólar radica en las medidas tomadas por los bancos centrales para garantizar la liquidez.
"Sobre el mercado de cambios sigue pesando la amenaza de intervención de las autoridades para reducir una posible debilidad del dólar. Un ejemplo del temor a un problema de contrapartida es el swap a un mes firmado entre el BCE y la Reserva Federal", apuntaba en una nota José Luis Martínez, economista de Citibank. Otros, por el contrario, aseguran que la resistencia del dólar a la crisis es un signo de confianza sobre la economía estadounidense.
Mientras, el volumen en las operaciones del mercado de divisas continuaba siendo muy escaso. Los movimientos interbancarios, que en una jornada normal representan cerca del 60% del volumen, eran prácticamente nulos y las entidades financieras sólo atendían las peticiones de inversores particulares y empresas.