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Piqué asegura que EE UU ofrecerá una respuesta concertada

El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, aseguró ayer en el Congreso que en caso de que Estados Unidos inicie una operación de represalia, si llega a la convicción de que ha sufrido "un ataque desde el exterior", lo hará de forma concertada con los 19 socios de la OTAN.

Las posibles acciones armadas que Estados Unidos pueda decidir como reacción al ataque terrorista del martes no serán "automáticas", insistió Piqué, ya que Estados Unidos ha asumido el compromiso de comunicar sus planes a los Gobiernos aliados, descartando iniciativas militares unilaterales.

El Gobierno español, dijo Piqué a los diputados, ya ha transmitido al estadounidense que puede contar con todo su apoyo para dar la respuesta que considere conveniente. También ha hecho saber la conveniencia de que se cuente con Rusia y los países árabes moderados. De las conversaciones que el ministro de Exteriores ha mantenido con sus colegas europeos deduce que hay "un apoyo sin fisuras a Estados Unidos", como ya quedó demostrado en la tarde del mismo martes durante la reunión del consejo extraordinario celebrado por la Alianza Atlántica.

Piqué rehusó especular sobre la respuesta concreta que cabe dar a los atentados del martes, pero recordó que el presidente George Bush ya los ha considerado un "acto de guerra". "Todos somos estadounidenses. Hemos sentido el golpe como algo propio", enfatizó.

Respaldo de los grupos

Todos los grupos parlamentarios, sin excepción, expresaron al Gobierno español su respaldo ante las medidas que pueda adoptar para garantizar la seguridad nacional e internacional, aunque en el caso de Izquierda Unida se produjeron algunos matices. Su portavoz en la comisión de Exteriores, José Luis Centella, afirmó que lo sucedido el martes no puede ser considerado como un acto de guerra, sino como una acción terrorista sin precedentes. "Nos preocupa que se esté preparando el terreno para un ataque indiscriminado contra Afganistán", señaló el diputado.

El portavoz socialista, Jesús Caldera, recalcó la "plena disponibilidad" de su grupo a respaldar las medidas que adopte el Gobierno para garantizar la seguridad y devolver la confianza a los ciudadanos. También expresó su apoyo a una posible cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea si ayuda a este objetivo. Caldera añadió que la reacción a los atentados del martes debe ser "internacional y compartida", bajo la premisa de que Estados Unidos sabrá dar una respuesta "legítima, bien informada, comunicada a los países aliados y proporcionada". En su opinión, compartida por Piqué, esta crisis no puede dar lugar a una confrontación entre civilizaciones, entre Occidente y el mundo islámico.

El portavoz de CiU, Ignasi Guardans, protestó ante Piqué por el hecho de que una televisión pública autonómica haya encuestado a ciudadanos musulmanes residentes en España sobre el grado de satisfacción que les causó la tragedia. Guardans pidió también al Gobierno que apoye a Estados Unidos, a cuyo Ejecutivo debe exigírsele, dijo, que no promueva venganzas pero que actúe con firmeza.

Por último, Piqué no descartó en el Congreso que entre los escombros de las torres gemelas haya víctimas de nacionalidad española.

 

El palacio de Oriente, objetivo en 1991 de un avión suicida

Terroristas de origen islámico planearon en el año 1991 un ataque similar al de Estados Unidos contra el palacio de Oriente, cuando se celebraba la cumbre de paz de Oriente Próximo, según reveló ayer la cadena SER remitiéndose a fuentes del entonces Gobierno socialista.

Según este relato, confirmado por el ex ministro de Defensa Julián García Vargas y por el ex secretario de Estado de Seguridad Rafael Vera, los servicios de información españoles tuvieron noticias sobre la intención de un grupo terrorista de dirigir contra el palacio de Oriente un avión suicida que tenía previsto despegar desde Sudán. La presunta acción fue abortada en dicho país, sin necesidad de que los cazabombarderos españoles, movilizados en estado de máxima alerta, tuvieran que intervenir.

Vera explicó que los servicios de información "de un país árabe", que no quiso hacer público, alertaron a las autoridades españolas de las intenciones del grupo integrista.

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