Los analistas dudan de que Koizumi pueda impulsar las reformas
Las dudas sobre las profundas reformas económicas prometidas por el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, están colmando la paciencia de los inversores. La agencia de calificación Standard & Poor's anunció ayer la rebaja de "estable" a "negativa" de la calificación crediticia a largo plazo del país. El anuncio de un paquete de medidas para impulsar el empleo y la reforma del sistema bancario no sirvieron para amortiguar la inquietud de los expertos.
Las agencias de calificación están redoblando la presión sobre el Gobierno japonés. "Las posibilidades de que haya pronto una reforma estructural en un entorno de políticas macroeconómicas no efectivas son cada vez menores", explicó Standard & Poor's en un comunicado. La medida implica la rebaja de la calificación de las emisiones a largo plazo en yenes y en otras divisas de AA+ hasta A-1+, lo que quiere decir que estas emisiones son altamente susceptibles a la coyuntura económica, que en Japón no es precisamente muy positiva.
Moody's, otra agencia de calificación de riesgos, afirmó el jueves que estaba estudiando rebajar la calificación de la deuda de Japón, que está en Aa2, a un paso del rating que reciben países como Tailandia y Eslovenia. Ahora, los expertos creen que Fitch, la otra gran compañía de rating, haga un movimiento similar.
Los inversores están desesperanzados porque los datos negativos no cesan de llegar. El viernes pasado se conoció la contracción del 0,8% del PIB en el segundo trimestre del año y el paro está en la cifra récord del 5%.
Paquete de medidas
El equipo económico de Koizumi salió ayer al paso de las acusaciones de inmovilismo y presentó un paquete de medidas para impulsar el empleo. Las malas perspectivas del país están haciendo que las empresas apliquen una política intensiva de despidos para ajustar sus cuentas. El temor al desempleo cunde en los consumidores, impidiendo que el consumo reactive la economía. Estaba prevista una reunión con EE UU para estudiar medidas contra la crisis, pero ha sido cancelada por los atentados de Nueva York y de Washington.
Los empresarios reclaman más gasto público, pero Koizumi se niega porque la deuda pública asciende ya al 130% del PIB. El Gobierno ha prometido limitar la emisión anual de bonos a 30 billones de yenes (247.000 millones de dólares, 45 billones de pesetas). El propio Koizumi insistió ayer en que "es más importante la calidad del gasto público que la cantidad". No obstante, el Ejecutivo ha tenido que admitir un gasto extra en el Presupuesto, dada la preocupante situación.
El primer ministro insistió ayer en su propósito de sanear el sistema bancario, hundido por el volumen de créditos incobrables, en menos de tres años y en su objetivo de redistribuir el gasto público. Koizumi intenta convencer de la firmeza de sus propósitos, pero los inversores y los ciudadanos dudan.