Septiembre llega cargado de cifras
Si algo aborrecen los inversores y operadores es estar sometidos a la tiranía de las grandes cifras y estadísticas, porque de ellas dependen los movimientos concretos del mercado en el más riguroso corto plazo. Septiembre amanece rabioso y con una cartelera plagada de datos relevantes.
Los referidos a Estados Unidos serán determinantes, porque la pérdida de soportes que han experimentado el Dow Jones y el Nasdaq en los últimos días han creado un clima de nerviosismo entre los grandes gestores. Un mayor deterioro de los mercados de acciones estadounidenses provocaría un efecto dominó en el resto de los mercados del mundo.
Como apuntaba ayer un operador, no es necesario que exista un huracán para tumbar las Bolsas. Basta con un vendaval cualquiera.
El dinero sigue sin hacer acto de presencia y son los especialistas en el corto plazo los únicos que mantienen encendida la llama del mercado.
La retahíla de cifras y estadísticas puede servir, por tanto, para sacar los índices de la zona de congestión en la que se encuentran o, en su defecto, enconar aún más la herida bajista que sigue abierta desde hace cuatro meses.
Hoy conoceremos el sentimiento de los gestores de compra en Estados Unidos y los gastos en construcción durante julio; mañana, los costes laborales, siempre indicativos de tendencias futuras de la inflación; el jueves, las nuevas peticiones semanales de subsidio de paro y el índice gestores de compras no manufacturero. Termina la semana con un plato fuerte, muy suculento. Se conocerán las ganancias medias por hora, el índice de expectativas de inflación en agosto, los inventarios al por mayor y la tasa de paro. Semana, por tanto, no apta para corazones débiles. Tanta cifra, apuntan los expertos, conducirá a volúmenes de negocio más bajos.