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LAS ELECCIONES VASCAS

La economía también reclama el cese definitivo de la violencia

La declaración de la tregua de ETA el 18 de septiembre de 1998 abrió un periodo de ilusión en Euskadi que también se contabilizó en términos económicos. Cuando rompió el alto el fuego, el 28 de noviembre de 1999, 14 meses y 10 días después, la comunidad autónoma había disfrutado de un relativo remanso de paz que propició un crecimiento del PIB en el entorno del 4% en 1999, y un florecimiento del turismo como nunca se había visto en Euskadi. El Museo Guggenheim de Bilbao alcanzó su récord anual de visitantes.

Xabier Arzalluz manifestaba hace años en un encuentro en Bilbao ante empresarios y directivos vascos que ETA "nos ha condenado a vivir con esto", mientras que con el índice y el pulgar medía la longitud de una bala imaginaria. La banda terrorista metió en el cajón sus balas y pistolas durante más de un año a partir de septiembre de 1998, un tiempo durante el que se desbordó el optimismo entre los ciudadanos de Euskadi.

La tregua coincidió con una buena coyuntura económica, "huracán de cola" que dicen algunos empresarios vascos, lo que propició que el PIB de la comunidad creciera un 3,8% durante el año 1999. Este fue el ejercicio de referencia de la tregua, un año de paz casi completa, sólo alterada los fines de semana por la violencia callejera de la izquierda abertzale, hasta que ETA declaró que a partir de diciembre "todos los frentes" quedaban abiertos. El 21 de enero de 2001 volvía a matar.

De vuelta a la economía, los datos dejan claro "que la realidad financiera y la crispación política van por separado", según Román Knörr, presidente de la patronal vasca Confebask. Y es que si el PIB de Euskadi de 1999 fue bueno, mejores ratios se consiguieron en el año precedente y en el posterior, con subidas del 5,2% en 1998 y del 4,2% en 2000.

Incluso durante este ejercicio y con ralentización económica incluida, Josu Jon Imaz, portavoz del Gobierno vasco, apuesta por un crecimiento en el País Vasco del 3,7%.

Pese a este análisis, es innegable que la tregua incentivó las inversiones empresariales en Euskadi, que en 1999 crecieron un 8,3% en relación al año anterior, hasta alcanzar el volumen de 1,48 billones de pesetas, lo que representa el 2% del PIB vasco de ese año.

Y es que los empresarios vascos, condenados a sufrir secuestros, extorsiones y hasta asesinatos, llevan décadas aguantando el chaparrón de ETA, con ofensivas como la que en agosto de 2000 desembocó en el asesinato de José Mari Korta, presidente de la patronal guipuzcoana Adegi, ante la puerta de la empresa que regentaba con sus hermanos en Zumaia (Guipúzcoa).

Por eso, si los hombres de negocios aguantaron el tirón en los peores momentos, como en la década de los ochenta, cuando la crisis industrial y el consiguiente cierre de fábricas abonó el terreno a la actuación de ETA contra los empresarios, éstos redoblaron sus inversiones con la paz.

Aportaron más capital en 1999 no sólo a sus fábricas vascas, sino también a sus filiales exteriores, de acuerdo con la tendencia de la internacionalización.

Como mues-tra figura el dato de que las empresas de la comunidad invirtieron 272.500 millones de pesetas (1.637 millones de euros) en el extranjero, y este volumen sólo correspondió al primer semestre de 1999.

Multinacionales

En sentido contrario, las multinacionales se acercaron a Euskadi en ese ejercicio con unas inversiones de 107.150 millones de pesetas (643,98 millones de euros), nada menos que un 85% más que el ejercicio anterior.

Ahora, con el escenario cambiado por la ofensiva terrorista, algunos abandonan los planes que no habían puesto aún en marcha, como un grupo italiano, que ha desestimado la construcción de una fábrica en Euskadi, según lamenta, sin citar nombres, el presidente del Círculo de Empresarios Vascos, José María Vizcaíno.

Por evolución de sectores en 1999, la industria, el puntal de la economía vasca, ralentizó su evolución y creció un 3,3%, frente a la subida del 7,2% del periodo anterior. Pero la explosión de actividad económica llegó por la construcción, que creció nada menos que un 5,9%, y por el sector servicios, en este apartado con el turismo como protagonista especial. Euskadi vivió su año récord de turistas en 1999, rozando el millón y medio de visitantes, según el instituto vasco de estadística Eustat. Esa cifra mágica declinó en el año 2000 con la pérdida de 18.739 viajeros.

La mayoría de las personas que se acercaron a tierra vasca sacaron la entrada del Museo Guggenheim de Bilbao, el tótem hacia el exterior de Euskadi desde la apertura de la pinacoteca en octubre de 1997. El centro cultural superó en 60.000 personas el millón de visitantes, para perder 83.000 clientes en el año 2000 y quedar por debajo de la citada cifra de referencia.

Arte de vanguardia

Este año el museo confía en recuperar el millón de visitantes, con las bazas de la exposición de moda de Giorgio Armani y de la colección Thanhaussen, que permitirá el retorno a Europa de obras de Cézanne, Degas, Manet, Picasso y Van Gogh.

El efecto Guggenheim, que ha revolucionado el turismo en Euskadi, hasta entonces limitado a San Sebastián, y ha atraído ya a 3,6 millones de visitantes, sin contabilizar las entradas de este año, no puede sin embargo con la situación pos-tregua.

Los últimos datos del Eustat confirman que cada vez vienen menos turistas a Euskadi, con una caída del 12% en el pasado mes de marzo. Este dato tiene una mayor carga negativa porque si ya había caído el número de turistas nacionales, al menos las visitas de extranjeros seguían al alza. Pero el número de estos turistas también ha ido a la baja.

El regreso de los turistas al País Vasco es otra de las incógnitas que se plantean ante las elecciones autonómicas del próximo 13 de mayo.

 

ELA escenifica el Primero de Mayo la ruptura con LAB

Las consecuencias para el mundo económico de la ruptura de la tregua llegan a la vertiente laboral. Los sindicatos mayoritarios de Euskadi, las centrales nacionalistas ELA y LAB, esta última de la órbita de HB, reforzaron durante el año de la paz una unidad de acción que ahora está rota. José Elorrieta, secretario general de ELA, el sindicato líder con diferencia en el País Vasco, se encargó de dejar claro antes del 1 de mayo que "no había suelo" para mantener el acuerdo con LAB, que no condena los atentados de la banda terrorista. ELA, que ha sufrido el asesinato de afiliados suyos a manos de ETA, se manifestará por separado mañana en los actos de celebración del Día del Trabajo, por lo que no habrá foto de pancarta conjunta.

El empleo fue otro de los protagonistas durante el año de la tregua, cuando se aumentó la población activa en un 2,5%. Euskadi conseguía su récord de trabajadores en activo, luego superado, con 822.000 personas con empleo. Pese a todo, el paro no bajó la guardia y se situaba a 31 de diciembre de 1999 en una tasa del 15%, lejos de los niveles por encima del 20% de la crisis industrial, pero también a distancia de la media europea.

En 2000 se rebajó bastante, al 11,5%, y durante este ejercicio están por ver las consecuencias de la ralentización económica. De todas formas, Euskadi enganchará en el presente año su octavo ejercicio de crecimiento consecutivo pese a todo y todos. El PIB sigue al alza frente al terrorismo etarra.

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