La certificación de gestión ambiental se triplicará en los dos próximos años
"El empresario español prefiere gastar para solucionar sus problemas medioambientales a invertir en la mejora, lo que indica que estas actividades aún no se han incorporado a la política estratégica de la empresa en general", se lamenta Cristina García Orcoyen, directora gerente de la Fundación Entorno y miembro del Parlamento Europeo.
De hecho, y sobre una muestra de 450 empresas de más de 50 trabajadores que fueron objeto de estudio en el último informe de esta fundación sobre la gestión medioambiental, se desprende que el 71% de ellas registró el año pasado problemas de vertidos o de tratamiento de residuos que les obligó a incurrir en costes para subsanarlos. Pero como quiera que este coste no pasa del medio millón de pesetas por empresa y año, casi cabe felicitarse por la iniciativa que demuestra el 61% de las empresas estudiadas al invertir en la mejora de su actuación medioambiental.
En los dos últimos años, la preocupación de la sociedad por conseguir un desarrollo llamado sostenible, o respetuoso con su entorno, está arrastrando -afortunadamen-te cada vez en mayor número- a las empresas a un esfuerzo considerable por mejorar su imagen al respecto. Las inversiones han aumentando desde 1999 a un ritmo del 16,7% anual, hasta sumar 1,3 billones de pesetas.
De ahí que García Orcoyen resalte que "en los tres últimos años ha mejorado notablemente la formación medioambiental, la elaboración de memorias y la implantación de sistemas de gestión medioambiental". Este último aspecto lo considera vital, "puesto que son uno de los instrumentos de mejora más importantes de los que dispone la empresa".
EMAS, más fácil
Los dos caminos principales que siguen las empresas para implantar algún sistema de gestión en esta área son dos: vía el reconocimiento internacional que supone certificar su actividad según los criterios de la norma ISO 14001, o bien vía el Reglamento europeo de ecogestión y ecoauditoría (EMAS). Este último supera en exigencia a la norma ISO y en febrero de este año ha sido modificado para facilitar a las empresas certificadas según la ISO el camino para conseguir adaptarse al sistema EMAS. Hasta ahora, por ejemplo, las empresas de servicios no podían implantar el sistema europeo, que se había concebido para el sector industrial.
"Esta convergencia ha sido fundamental para los hoteles y el sector turístico español en general", precisa García Orcoyen. Esgrime el enorme paso que en sólo dos años han dado las empresas, ya que del medio millar que ostentaba un certificado ISO 14001 a finales del año pasado, a finales de este año calculan que habrá 1.100 y que seguirán duplicándose hasta alcanzar las 3.000 compañías certificadas en 2003. Un ritmo al que ayuda la disminución de los costes del proceso de certificación, a medida que intervienen nuevos auditores acreditados para ello.
Sólo el 24% de las empresas encuestadas por la fundación no tenían previsto la implantación de alguno de estos sistema a medio plazo.