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MEDIO AMBIENTE

Europa intenta salvar el pacto de Kioto

La reducción de los gases responsables del efecto invernadero están enrareciendo el ambiente en las relaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos. Aunque los responsables europeos han conseguido el apoyo de Japón, China y Corea del Sur para sacar adelante el pacto de Kioto, buscan resquicios de diálogo para conseguir arrancar de George Bush algún compromiso, aunque sea parcial. El presidente de EE UU encuentra dificultades presupuestarias para ratificar el protocolo.

Las autoridades medioambientales europeas iniciaron la semana pasada un viaje por Rusia y varios países asiáticos en pos de un apoyo sin empaques al Protocolo de Kioto. El domingo, en un comunicado conjunto al término de dos días de reuniones en Tokio, los ministros de Medio Ambiente de Corea del Sur, China y Japón pidieron a Washington que reconsidere su postura de no respaldar el pacto suscrito en 1997 y mantenga sus compromisos para evitar el calentamiento global, puesto que Estados Unidos es el principal responsable del mismo. Este país produce el 25% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono.

China, que sigue en el ranking de los más contaminantes a EE UU, está dispuesta incluso a mantener su compromiso sin este último, al que tacha de "irresponsable". Sin embargo, Japón no entiende el protocolo sin EE UU y duda en ratificarlo en estas condiciones.

Fuentes del Ejecutivo japonés aseguran que el propio ministro de Medio Ambiente sueco, Kjell Larsson, reconoció que "la UE también guarda la esperanza de que la Administración Bush dé marcha atrás y ratifique el Protocolo de Kioto, aunque creemos que será difícil". De hecho, y a pesar del fracaso de los encuentros de la semana pasada, una nueva delegación comunitaria se pondrá rumbo a EE UU para seguir indagando los motivos de George Bush para desvincularse del pacto de Kioto. Una actitud que Alden Meyer, de Union of Concerned Scientists, califica de "la más reactiva contra el medio ambiente que haya tomado un presidente norteamericano en la historia moderna".

Bush anunció su intención de desvincularse del protocolo a finales de marzo, alegando que éste supondría un grave perjuicio al desarrollo de la industria de su país. El acuerdo obliga a los países industrializados a reducir entre 2008 y 2012 sus emisiones a la atmósfera de los gases de efecto invernadero en un promedio del 5,2% sobre los niveles de 1990.

El Presupuesto Bush

Ayer quedaron al descubierto parte de las motivaciones del presidente, al conocerse el ajuste presupuestario de Bush para 2002, a fin de conseguir el recorte fiscal prometido a su electorado. Las partidas sanitaria y de prevención medioambiental salen muy perjudicadas. Esta última se recorta en 2.300 millones de dólares (unos 428.000 millones de pesetas o 2.500 millones de euros) y queda en 26.400 millones de dólares.

En esta ocasión, ni siquiera cabe contar con la mediación del Reino Unido. El ministro de Medio Ambiente británico, Michael Meacher, considera que la actitud de su aliado natural ante "el desafío más temible y peligroso de los próximos 100 años al que se enfrenta la humanidad" es "francamente reprochable". Un desafío que, de seguir las emisiones de gases contaminantes el curso actual, parecen abocar al deshielo del Polo Norte a mediados de siglo.

No obstante, y quizá obligado por la presión internacional, antes de que se produjera el comunicado conjunto de la UE y los tres países asiáticos, el secretario de Estado norteamericano, Richard Armitage, indicó el viernes que Washington propondrá un plan alternativo al Protocolo de Kioto, en el que participarán todos los países, industrializados o no. Aseguró que dicho plan estaría listo para la próxima conferencia del cambio climático, que se celebrará en Bonn el próximo mes de julio. En cualquier caso, nadie espera que la alternativa llegue a la reducción del 7% que aceptaron en Kioto los representantes estadounidenses .

A partir de entonces, el corazón de la UE parece haberse reblandecido. Primero, fueron el primer ministro sueco, Goran Persson, y el presidente comunitario de turno, Romano Prodi, que afirmaron en una columna publicada en el diario regional sueco Gotegorgs-Posten que algunas partes del Protocolo de Kioto podrían ser renegociadas para satisfacer a Bush, lo que sería preferible a "hacer pedazos el acuerdo y partir otra vez de cero. Estamos perdiendo tiempo". Ayer, la ministra sueca de exteriores, Anna Lindh, insistía en que los norteamericanos "están abiertos a la discusión" y que esperaba que "cambien de opinión antes del verano". No obstante, falta la confirmación oficial de esta posición conciliadora.

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