EE UU moviliza todos los hilos para evitar la quiebra de las eléctricas californianas
Representantes del Gobierno federal, del Estado de California y de la industria energética mantuvieron una maratoniana reunión de siete horas en Washington DC para buscar soluciones a la crisis energética del Estado Dorado. Tras el encuentro, los asistentes emitieron un comunicado en el que prometen "cooperar para mantener la estabilidad y evitar la bancarrota de las eléctricas californianas".
Sin embargo, no dieron detalles concretos sobre cómo piensan socorrer a las eléctricas Pacific Gas & Electricity (PG&E) y SC Edison, que están al borde de la bancarrota debido al repunte en los precios mayoristas.
Petición de ayuda
PG&E pidió ayer al gobernador californiano, Gray Davis, que utilice sus "poderes de emergencia" para ayudarla a conseguir gas natural, porque ni las proveedoras ni los bancos están dispuestos a seguir dándole crédito. La compañía suspendió el reparto de dividendo y avisó que, si no recibe ayuda pronto, "caerá en bancarrota". Davis declaró tras la reunión del martes que "ve luz al final del túnel", pero los asistentes reconocieron que queda mucho por hacer para encontrar una solución a la crisis. Las reuniones para decidir qué medidas adoptar empezaron ayer y continuarán en el fin de semana.
Mientras, crece el temor a que la crisis termine dañando a la economía y al sistema financiero del país, por la dificultad de estas empresas para asumir las deudas contraídas con los bancos.
De hecho, al encuentro de Washington acudieron no sólo los responsables de Energía, sino también el secretario del Tesoro, Larry Summers, y el jefe de asesores económicos de la Casa Blanca, Gene Sperling.
Las señales de peligro crecen cada día. Intel ha avisado que no ampliará ni construirá ninguna fábrica en California hasta que haya garantías en el suministro eléctrico. Y una bancarrota de las eléctricas puede dañar a bancos como Bank of America y JP Morgan Chase, que le han concedido créditos multimillonarios.