Petróleo e inflación se mezclan
Los banqueros centrales pretendieron ignorar las subidas y bajadas temporales en los mercados y las economías, centrándose en cómo se comportaría la inflación a medio plazo. Pero la caída de los precios del petróleo implica que ya no pueden hacerlo.
El economista jefe del Banco Central Europeo Peter Praet escribió en un diario alemán el 13 de enero que el impacto de la caída de los costes de la energía en la inflación no es algo temporal. Señala que los bajos precios del petróleo pueden hacer caer los precios en sectores como el transporte y, con el tiempo, conducir a salarios más bajos.
Los movimientos en el precio del crudo son una pesadilla para los encargados de fijar los tipos
Es algo aún más relevante con unos precios del petróleo que llevan tanto tiempo cayendo. El precio del barril de crudo Brent casi se redujo a la mitad en 2014, disminuyó un 30% en 2015, y ya ha caído un 16% desde el inicio del año.
Estos movimientos son una pesadilla para los encargados de fijar los tipos de interés, que no controlan los costes de la energía y han desplegado todo tipo de inusuales políticas monetarias en un fallido intento por revivir la inflación.
Los mercados financieros recibieron este mensaje hace algún tiempo. El signo más claro ha sido el incremento de la volatilidad, incluso en medidas a largo plazo tales como la que hace un seguimiento de cómo creen los inversores que se moverá la inflación durante un período de cinco años dentro de cinco años. Las expectativas de inflación a largo plazo en teoría deberían ser inmunes a los cambios en los costes energéticos que se están produciendo en este momento. Sin embargo, han tendido a moverse casi a la par con los precios del petróleo.
En el caso de la zona euro, esa medida a cinco años / dentro de cinco años se ha reducido a un mínimo de tres meses del 1,62%, mientras que el mismo dato en Estados Unidos también está en su nivel más bajo desde octubre de 2015. El hecho de quePraet haya admitido que el petróleo y la inflación pueden mezclarse después de todo solo confirmará el escepticismo de los inversores sobre la capacidad de los banqueros centrales para elevar los precios de consumo.