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Columna
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El calentamiento global de la vivienda

La desinflación no es evidente en los precios inmobiliarios. Están empezando a hervir a fuego lento en los Estados Unidos, preocupan a los legisladores en China, y parcen peligrosamente próximos a una burbuja en Brasil.

El índice de precios elaborado por el asesor inmobiliario Knight Frank muestra un incremento de los precios de la propiedad global del 8,4% en 2013, el más rápido desde que el índice comenzó en 1995. Estados Unidos fue el noveno de los 56 países, con un 11,9%. Ese ritmo pone en cuestión los estímulos de la Reserva Federal, y en especial su respaldo al mercado de la vivienda mediante la compra de valores respaldados por hipotecas. La Fed debe atenerse a su plan para frenar rápidamente la flexibilización cuantitativa, a pesar de que la inflación de precios al consumo se encuentra baja, en solo el 1,1%.

Las subidas de precio más rápidas en 2013 se dieron en Dubái, China, Taiwán, Estonia, Turquía y Brasil

El fin de los estímulos de la Fed también podría ayudar a frenar los precios de la propiedad en otros lugares. Los aumentos de precio más rápidos en 2013 se produjeron en Dubái, China, Taiwán, Estonia, Turquía y Brasil. Los flujos de capital excesivos en las economías emergentes son un factor importante.

Además, en muchas economías emergentes, un dólar devaluado por la flexibilización cuantitativa fue con frecuencia contrarrestado con la acumulación de reservas de divisas en un intento de evitar la apreciación cambiaria. El resultado es que el control monetario doméstico se vuelve difícil.

Los rezagados de los precios globales de la vivienda se encuentran en Europa. En Grecia y España se han reducido en aproximadamente un tercio con respecto a sus niveles de 2008, y siguen cayendo. Un euro a la baja podría ayudar, al reforzar el crecimiento y la atracción de inversión extranjera - y una Fed más estricta podría contribuir a hacerlo realidad.

Tal vez la impresión de dinero no pueda resolver todos los problemas, pero sin duda puede sumar más. Deshacerse de los estímulos de la Fed parece vital para evitar que el techo de la propiedad global no se eleve peligrosamente de nuevo.

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