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Elecciones 2011 - Retos

3. Impuestos para un nuevo ciclo

La crisis ha reflejado las deficiencias de un sistema fiscal demasiado expuesto al sector inmobiliario.

La política fiscal representa, junto con la monetaria, la herramienta más poderosa para dirigir la economía de un país. A través de los impuestos se pueden estimular ciertos sectores, castigar otros, elevar la renta disponible de los contribuyentes o estimular la inversión privada de las empresas. Sin embargo, los elevados números rojos de las finanzas públicas y el compromiso irrenunciable de reducir el déficit condicionará la política fiscal del Gobierno.

Con todo, el actual sistema fiscal presenta notables deficiencias y la crisis ha puesto sobre la mesa la excesiva dependencia del modelo tributario al sector inmobiliario. La economía española registró en 2009 y 2010 un reducción del PIB del 3,7% y del 0,1% respectivamente. Y, durante esos mismos ejercicios, la caída de la recaudación fiscal ha sido muy superior. Los ingresos se han derrumbado un 20% a pesar de que en la última legislatura se subió el tipo general del IVA del 16% al 18%, se incrementó el gravamen del IRPF que se aplica a las rentas del ahorro y se elevaron los tipos de los impuestos sobre el tabaco y los hidrocarburos.

Todo ello demuestra que el sistema fiscal español tiene importantes deficiencias. Los gestores públicos deben tener en cuenta que no existe ningún sector que pueda suplir los ingresos públicos originados durante el boom inmobiliarios que llenaron las arcas del Estado central, de las comunidades y de los municipios.

Por otra parte, el margen para retocar impuestos es limitada en la medida en que España deber rebajar el próximo año el déficit al 4,4% del PIB, lo que supone realizar un ajuste de algo más de 20.000 millones. Con esta lastre encima, resulta complicado incentivar el consumo a través de rebajas generalizadas de impuestos que permitan elevar la renta disponible de los hogares y las empresas.

En cualquier caso, el futuro presidente del Gobierno, Mariano Rajoy restablecerá, si cumple su promesa electoral, la deducción por inversión en vivienda habitual que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero suprimió para las rentas superiores a 24.100 euros. El objetivo es estimular la venta de casas. Si bien la burbuja en el sector del ladrilló agravó la actual crisis financiera, España, para salir de la cris, precisa que el mercado inmobiliario se recupere para salir de la crisis sin llegar a los niveles de delirio que alcanzó antes de 2008.

Cambio de modelo productivo

En cualquier caso, también es preciso estimular otros sectores que permitan alcanzar el tan manido "cambio de modelo productivo". En este sentido, el impuesto sobre sociedades ya incorpora beneficios fiscales para las empresas que invierten en I+D e innovación. Sin embargo, parece que ello no es suficiente y que son pocas las empresas que acceden a estos incentivos.

Más allá de los beneficios tributarios, todos los expertos coinciden en que el impuesto sobre sociedades requiere de una profunda reforma. Es, con diferencia, el tributo que peor se ha comportado y, según los inspectores de Hacienda, su merma recaudatoria no se explica solo por la reducción de los beneficios empresariales. Sociedades aportaba a las arcas públicas 45.000 millones de euros en 2007 y, a día de hoy, apenas llega a los 16.000 millones.

Los datos de la Agencia Tributaria demuestran que las pequeñas y medianas empresas, que conforman más del 90% del tejido empresarial español, no se aprovechan de las deducciones fiscales. Así, el tipo efectivo para una compañía que con una cifra de negocio de 100.000 euros es superior al gravamen que paga una gran multinacional con una facturación que supera los 1.000 millones de euros. En este sentido, Rajoy prometió reducir del 25% al 20% el tipo nominal en el impuesto sobre sociedades para las pymes, una medida que debería servir para mejorar la delicada tesorería de las empresas.

Respecto al IVA, el segundo impuesto más importante por recaudación, el margen de maniobra del Gobierno es limitado ya que buena parte de la legislación se decide en Bruselas. En cualquier caso, los empresarios, más que un rebaja de los tipos -que saben que con la situación actual resulta imposible- exigen una modificación de la gestión del tributo para que el impuesto se pague en el momento en que se abona la factura y no cuando se emite, como sucede en la actualidad. El problema es que, con la alta morosidad actual, muchas empresas deben tirar de sus reservas o pedir créditos para pagar el IVA de facturas que no han cobrado y que, probablemente, nunca llegarán a cobrar. Si bien el PP asegura que modificará el criterio de devengo para evitar esta situación, los expertos son escépticos y recuerdan que la mayoría de países de la UE aplican el mismo modelo que España.

En cualquier caso, el futuro Gobierno deberá reformar el sistema tributario para que se adapte mejor a los momentos de crisis, asegure la suficiencia financiera del Estado y sirva para asentar un nuevo modelo productivo. No es una tarea fácil. Sin capacidad para influir en la política monetaria del BCE, el nuevo Ejecutivo ya ha anunciado que recurrirá a las medidas tributarias para alcanzar el ansiado crecimiento. Sin embargo, adoptar decisiones fiscales equivocadas puede traducirse en recesión económica y más déficit público.

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