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iPhone Air vs. Galaxy S25 Edge, ¿quién gana la batalla de las cámaras?

Sin ofrecer unos resultados espectaculares ninguno de los dos modelos, hay diferencias que son importantes conocer si tienes en mente hacerte con alguno de estos dos terminales que destacan por su reducidísimo grosor.

iPhone Air vs. Galaxy S25 Edge con imagen de fondo
Iván Martín Barbero

El segmento de los smartphones ultrafinos ya es una realidad, y tanto el iPhone Air como el Samsung Galaxy S25 Edge son prueba de ello. Ambos modelos combinan diseño sofisticado con un apartado fotográfico diferente: Apple apuesta por la precisión y el realismo en cada toma, mientras que la firma coreana se inclina por la versatilidad y el detalle extremo gracias a sensores de altísima resolución. Las comparamos para que sepas cuál es la que te conviene.

Enfoque general: naturalidad frente a espectáculo visual

Apple ha construido buena parte de su reputación sobre una fotografía móvil coherente y equilibrada. El nuevo iPhone Air, pese a su diseño muy delgado, mantiene un sistema de cámaras optimizado para el color y la exposición, priorizando la naturalidad de las imágenes por encima del efecto visual. Las fotografías tienden a reproducir tonos realistas y una iluminación uniforme, sin saturaciones artificiales.

Lateral del smartphone iPhone Air de Apple

Samsung, en cambio, se apoya en la potencia bruta. El Galaxy S25 Edge incorpora un sensor principal de 200 megapíxeles con procesamiento mediante inteligencia artificial, diseñado para capturar cada detalle, incluso en escenas con poca luz. Este modelo busca sorprender con una nitidez excepcional y un alto rango dinámico, orientado a quienes disfrutan compartiendo imágenes espectaculares en redes sociales o editándolas después.

Sensor principal: comienzan las diferencias

El módulo principal del iPhone Air emplea un sensor de 48 megapíxeles con apertura F:1.6 y estabilización óptica avanzada. Gracias al procesador Apple A18 y al ISP (Image Signal Processor) específico, el dispositivo logra un excelente balance entre detalle y textura. En fotografías con luz diurna, el resultado es limpio y natural, con un contraste suave que evita los brillos excesivos. En la práctica, las imágenes parecen más reales, con tonos de piel y cielos equilibrados.

El Samsung Galaxy S25 Edge, con su sensor de 200 megapíxeles y apertura F:1.7, juega en otra liga. Su tecnología Pixel Binning agrupa 16 píxeles en uno para mejorar la sensibilidad lumínica, produciendo capturas muy nítidas incluso con iluminación escasa. En condiciones de buena luz, ofrece un nivel de detalle impresionante, ideal para recortes o ampliaciones sin pérdida apreciable. Sin embargo, esa búsqueda de definición puede generar cierto efecto de sobremuestreo en algunos escenarios, donde los bordes parecen demasiado afilados.

Grosor del Samsung Galaxy S25 Edge

Ultra gran angular y zoom: ventaja para Samsung

Aquí la diferencia es clara. El modelo de la compañía asiática incorpora un conjunto de cámaras traseras capaz de llegar hasta 2x sin pérdida. Este conjunto cubre prácticamente todo el rango de uso fotográfico habitual, desde paisajes hasta retratos con fondo desenfocado. La transición entre lentes podría ser un poco más suave, pero Samsung ha mejorado este aspecto respecto a generaciones anteriores, ofreciendo cambios más naturales entre modos.

El iPhone Air, por su parte, prescinde del ultra gran angular para reducir espesor y peso, centrándose en un sistema de doble cámara: principal y teleobjetivo de 12 megapíxeles con zoom óptico. Si bien la pérdida de versatilidad es evidente, el resultado que ofrece al hacer zoom es sobresaliente. La nitidez se mantiene estable y el procesamiento HDR hace un excelente trabajo equilibrando luces y sombras, especialmente en retratos.

Trasera del teléfono Samsung Galaxy S25 Edge

Fotografía nocturna: dos estrategias distintas

En escenas nocturnas, las diferencias entre ambos modelos se vuelven muy evidentes. El iPhone Air recurre a un modo noche automático eficaz, que ajusta el tiempo de exposición según la cantidad de luz ambiente. Su enfoque en los detalles suaves y la fidelidad cromática genera una imagen más cálida y cercana a la percepción humana. No fuerza el brillo ni intensifica los colores en exceso.

Samsung, en cambio, aprovecha su sensor principal y el procesamiento con IA para aumentar la exposición y la nitidez incluso en entornos casi oscuros. Las fotos del Samsung Galaxy S25 Edge muestran un nivel de luminosidad superior, aunque a veces sacrifican un poco de naturalidad. Es ideal para quienes prefieren fotografías impactantes a primera vista.

Vídeo: estabilidad y calidad de grabación

Ambos dispositivos ofrecen grabación en 4K a 60 fps, pero la experiencia difiere. El iPhone Air mantiene la excelencia tradicional de Apple en vídeo, con un sistema de estabilización óptica y digital impecable. Las transiciones de enfoque son progresivas y el color se mantiene consistente entre luces frías y cálidas.

El Samsung Galaxy S25 Edge responde con una calidad sobresaliente en 4K con HDR10+, lo que lo convierte en un fiel compañero para creadores de contenido. Su cámara ultra gran angular mejora la grabación de escenas amplias, mientras que la estabilización por inteligencia artificial compensa movimientos bruscos. Sin embargo, el tono de color sigue siendo algo más saturado que en el iPhone, una decisión estética más que técnica.

Conclusión: precisión o versatilidad

Ambos terminales cumplen en fotografía (sin conseguir resultados espectaculares), pero su enfoque varía de forma clara. El iPhone Air es un smartphone pensado para quienes valoran la coherencia cromática, el vídeo cinematográfico y la naturalidad en cada disparo. El Samsung Galaxy S25 Edge, por su parte, apuesta por la potencia y la amplitud de opciones, ofreciendo resultados más espectaculares y un mayor margen de experimentación.

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