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La NASA no solo piensa en el espacio: trabaja en avión supersónico que no hace ruido

Las pruebas en entornos reales han comenzado como se ha podido ver en un vídeo que ha publicado la propia agencia espacial.

Lateral del avión supersónico NASA X-59
Iván Martín Barbero

La NASA está buscando dar el salto a una nueva era de la aviación supersónica. La agencia, más allá de sus trabajos en el espacio, también explora otras opciones. Y un ejemplo es el desarrollo del X-59, un avión experimental diseñado para volar más rápido que el sonido sin generar el característico estampido sónico. Este ambicioso proyecto forma parte de la misión Quesst (Quiet SuperSonic Technology), cuyo objetivo es demostrar que es posible volar a esta velocidad sin molestar a las comunidades con ruidos excesivos.

Las pruebas ya han comenzado

El pasado 10 de julio, el X-59 realizó sus primeras pruebas de rodaje en las instalaciones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Palmdale, California. Bajo el mando del piloto de pruebas Nils Larson, el avión se desplazó por la pista utilizando únicamente su propio sistema de propulsión, marcando un hito importante en su desarrollo. Aunque los giros a baja velocidad puedan parecer insignificantes, son fundamentales para validar la estabilidad y el funcionamiento de sistemas críticos -como el frenado, la dirección y la respuesta de los controles antes de enfrentarse a pruebas de vuelo reales-.

Estas pruebas de rodaje forman parte de la fase final del desarrollo en tierra. Según la NASA, en las próximas semanas se incrementará progresivamente la velocidad de los ensayos, culminando en unos test de alta velocidad que se quedarán justo por debajo del punto de despegue. Si todo va según lo previsto, el primer vuelo del X-59 tendrá lugar antes de que finalice el año.

Un avance tecnológico muy importante

El diseño del X-59 no pasa desapercibido. Su fuselaje alargado y estrecho, con una nariz que ocupa casi un tercio de la longitud total del avión, está pensado para minimizar la formación de ondas de choque que provocan el estampido sónico. En lugar de una ventana frontal, el piloto se guía mediante una pantalla de alta resolución conectada a cámaras externas, una solución innovadora que permite mantener la aerodinámica sin comprometer la visibilidad.

Este avión ha sido construido por Lockheed Martin en su legendario centro Skunk Works, conocido por desarrollar tecnologías avanzadas en secreto. Aunque incorpora componentes de otros aviones militares -como la cabina del Northrop T-38, el tren de aterrizaje del F-16, el sistema de soporte vital del F-15 y partes del sistema de propulsión del U-2 Dragon Lady- el X-59 es una aeronave innovadora. Por ejemplo, su estructura incluye alas tipo canard y tomas de aire montadas en la parte superior, todo diseñado para dispersar las ondas de choque hacia arriba y reducir el ruido percibido en tierra a un simple golpe (similar al cierre de una puerta de coche).

Avión supersónico NASA X-59  rodando por la pista

Pero el verdadero propósito del X-59 de la NASA va más allá de la ingeniería. A partir de 2026, la NASA planea realizar vuelos de prueba sobre zonas pobladas dentro de un corredor aéreo especialmente habilitado. Durante estas pruebas, se recopilarán datos sobre la percepción del ruido por parte de los ciudadanos, información que será clave para modificar las regulaciones actuales de la Administración Federal de Aviación (FAA).

Acabar con las dudas de este tipo de vuelos

Estas normativas, vigentes desde la década de 1970, fueron redactadas en un contexto de fuerte oposición al vuelo supersónico. Por un lado, grupos ecologistas se mostraban contrarios a esta tecnología por sus posibles impactos ambientales. Por otro, fabricantes estadounidenses se sentían desplazados tras perder la carrera supersónica frente al Concorde, desarrollado conjuntamente por Reino Unido y Francia. El resultado fue una legislación que, en la práctica, bloqueó el desarrollo de aviones comerciales más rápidos que el sonido en Estados Unidos.

Con el X-59, la NASA pretende revertir esta situación. Si las pruebas demuestran que es posible volar a velocidades supersónicas sin generar molestias acústicas, se abrirá la puerta a una nueva generación de aviones comerciales capaces de reducir drásticamente los tiempos de viaje. Además, los datos obtenidos se compartirán con organismos internacionales como la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), lo que podría influir en futuras normativas globales sobre el vuelo supersónico.

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