No lo dudes: los pagos móviles son completamente seguros, te explicamos los motivos
Esta cómoda opción es cada vez más utilizada por los usuarios
Gracias a Google Pay y Apple Pay (y otras plataformas similares como por ejemplo Samsung Pay), ahora puedes utilizar tu smartphone o smartwatch para realizar pagos en tiendas sin necesidad de llevar contigo tu tarjeta de crédito. Esto permite dejar tu cartera en casa y no tener problemas si tienes que comprar el pan o una bicicleta. Además, muchas ciudades de todo el mundo han adoptado estas aplicaciones para los pagos de transporte público. Sin embargo, ¿esta facilidad implica riesgos de seguridad? Te contamos lo que necesitas saber para estar muy tranquilo.
Así funcionan las apps de pagos
Estas aplicaciones funcionan a través de la antena NFC (Near Field Communication) de tu teléfono, una tecnología inalámbrica que permite la comunicación entre dispositivos a corta distancia, similar a los llaveros de acceso a hoteles u oficinas.
Las tarjetas de crédito modernas también tienen una etiqueta de este tipo que te permite tocarlas en un terminal para completar una compra. Sin embargo, no pueden ser reprogramadas para actuar como otra tarjeta. En cambio, tu teléfono sí puede actuar como una etiqueta NFC programable, permitiéndote almacenar varias tarjetas y cambiar entre ellas según lo necesites.
Algo que se debe tener en cuenta es que tanto Android como iOS permiten pagos sin contacto incluso cuando están bloqueados, lo cual es útil para pagos de transporte público que suelen ser de bajo valor. Por ejemplo, si tu teléfono se queda sin batería, aún podrías utilizarlo para realizar un pago. Puedes desactivar esta opción en la configuración del dispositivo para mayor seguridad.
¿Son seguros los pagos móviles?
Las pasarelas de las que hablamos son más seguras que las tarjetas físicas, ya que utilizan un proceso llamado tokenización, que añade una capa adicional de seguridad. De esta forma, cuando añades tu tarjeta a una, no se copian los datos -como el número de 16 dígitos o la fecha de caducidad-. En su lugar, la aplicación se comunica con tu banco o emisor de la tarjeta para solicitar un “token,” que es un número largo y aleatorio que reside exclusivamente en tu dispositivo.
Este elemento solo se emite en entornos seguros como Google Pay y Apple Pay y, para recibirlo, debes validar tu identidad ingresando los datos de tu tarjeta y un código que recibirás por SMS. Por lo tanto, esta forma de trabajar es lo que hace que estas aplicaciones sean más seguras, ya que no almacenan tu número de tarjeta. Además, el token está guardado en la parte segura del sistema de tu teléfono, al igual que tus datos biométricos. Incluso si alguien lograra hackear tu terminal, la información no funcionaría en otro dispositivo -ya que está vinculado a tu dispositivo específico-. Vamos, que no puede ser interceptado ni reutilizado.
¿Qué pasa si pierdo mi teléfono?
No, las tarjetas guardadas en las plataformas de pago siempre están protegidas por tu contraseña, huella digital, o reconocimiento facial. Incluso en dispositivos con menos funciones, como por ejemplo los relojes inteligentes, necesitas ingresar una pasarela de desbloqueo para usar un método de pago digital. Esto evita que los ladrones puedan acceder a tus tarjetas y realizar compras.
De hecho, utilizar Google Pay o Apple Pay es más seguro que llevar una cartera con tarjetas físicas. Si pierdes una, cualquiera podría usarla para realizar compras sin autorización, ya que en muchos países no se requiere un PIN o firma para autenticar las transacciones. Por otro lado, las apps de pago te protegen incluso de fraudes como el skimming, donde delincuentes utilizan terminales maliciosos para clonar tu tarjeta cuando la pasas por un lector.
En definitiva, utilizar los pagos móviles es una forma segura y cómoda de realizar compras. Gracias a la tokenización, tus datos permanecen protegidos, y los riesgos de fraudes se reducen significativamente. Esta tecnología te ofrece la tranquilidad de hacer pagos sin preocuparte por la seguridad de tu información.
