Usar una mascarilla no evitará que las cámaras del futuro sepan quién eres
Mejoran nuevas tecnologías de reconocimiento facial.
Con la llegada del brote de Covid-19 ha proliferado la compra de mascarillas en bastantes rincones del planeta, lo que ha provocado que muchos sistemas de seguridad queden inutilizados porque, como declaraban algunos ciudadanos chinos sujetos a esas leyes de vigilancia permanente, mientras dure la enfermedad y "vayamos con las caras tapadas no estaremos tan controlados ni sabrán a dónde vamos o qué hacemos".
Esa sensación de libertad por llevar una máscara podría tener los días contados si los resultados anunciados por algunas compañías que desarrollan tecnologías de inteligencia artificial y reconocimiento facial en China son ciertos. Y es que empresas como SenseTime o Qingfei Technologies parecen haber encontrado la manera de reconocernos aunque llevemos una máscara puesta. ¿Cómo?
Adiós solo a los ojos, la nariz y la boca
Hasta ahora, los sistemas de reconocimiento facial se centraban en tres elementos clave de nuestra cara, como son nuestros ojos, la nariz y la boca. Gracias a ellos cualquier sistema podía identificarnos de una manera completa sin necesidad de recurrir a otros rasgos diferentes. El problema para esos sistemas de vigilancia era, precisamente, que el sujeto recurriera a una máscara para ocultarlos, por lo que entonces el software se veía incapaz de conseguir un match con la base de datos de comparación.
Eso se ha solucionado de una manera más que previsible: si con los ojos y la boca no tenemos suficiente, vayamos a anclarnos a más puntos de la cara. Pues bien, estas empresas afirman haber encontrado hasta 14 diferentes, lo que hace que ponernos unas gafas, una bufanda o una barba impostada deje de tener sentido. Sabrán quiénes somos por muchas capas de complementos que nos pongamos encima.
Aun así, las empresas trabajan en ampliar esa cantidad de referencias faciales y SenseTime, por ejemplo, ya avisa de que su tecnología será capaz de identificar hasta 240 puntos de anclaje en nuestros rostros que sitúan alrededor de nuestros ojos, nariz y boca, lo que hace virtualmente imposible que pasemos desapercibidos ante el ojo de una cámara equipada con esta inteligencia artificial. ¿Adiós al anonimato absoluto?
De momento, la legislación europea es muy contundente a este respecto y el reconocimiento facial automatizado no será permitido nunca en nuestras calles, por lo que debemos alegrarnos de no vivir en un entorno como el chino, donde los ciudadanos son permanentemente monitorizados en su día a día gracias al sistema de vigilancia desplegado en aquel país. Un futuro que parece distópico pero que, cada día, se va haciendo un poquito más real.