4K escalado ¿realmente vemos contenidos en UHD?
Televisores y medios de reproducción se comercializan con el logotipo que garantiza el soporte para la resolución 4K compuesta de 3840 x 2160 píxeles. Y efectivamente, el soporte de la resolución implica, en los dispositivos de reproducción de imagen, que estos píxeles -como puntos de luz- existen. Ahora bien, lo que la mayoría de los consumidores no saben es que algunos de los contenidos que consumen, actualmente casi todos ellos, no están compuestos de esta cifra de píxeles, luego realmente el contenido que consumen no es una resolución 4K 'pura', sino únicamente una adaptación.
4K UHD escalado, la tecnología que muestra contenidos de resolución menor adaptada a pantallas con esta calidad
El concepto básico que hay que comprender es este, el de 'puntos de luz', o sencillamente 'puntos de color'. Los píxeles son precisamente eso, mínimas partes de la imagen monocromáticas -aunque compuestas casi siempre por varias 'lámparas'-, que en su conjunto conforman la imagen que se visualiza. Por tanto, la resolución es la que determina la cantidad de estos pequeños puntos que se muestran en pantalla. Si el televisor, la pantalla o el monitor son 4K, entonces estos diodos emisores de luz existen, los 3840 x 2160.
El problema está en que la información de cada píxel, la instrucción del color que tiene que adoptar en cada instante cada uno de ellos, tiene que ser ofrecida por el archivo de imagen. Ya puede ser una película o un programa de televisión, por ejemplo. En definitiva, la señal tiene que contener las instrucciones para cada uno de estos puntos, y este es el caso en que se consideraría que un archivo de imagen está creado en resolución 4K UHD. Cuando la resolución de la señal -o imagen- es menor, entonces es cuando se produce el escalado.
Cada fabricante tiene su tecnología de escalado, de mayor o menor precisión, pero en ninguno de los casos alcanza la calidad de imagen de un formato 4K puro por la sencilla razón de que se basa en algoritmos de recreación contextual que, en base al conjunto de la imagen, completa la información inexistente para el resto de los píxeles. La TDT, por ejemplo, tiene la mayoría de sus canales en 720p, y con excepciones en 1080p. La televisión de pago sí tiene ciertos contenidos en 4K, y los Blu-Ray también, así como por ejemplo Netflix.
En conclusión, si los contenidos no están creados en resolución 4K o adaptados a esta resolución, lo que se produce en el televisor es un 'escalado', un proceso por el cual la imagen se adapta a la resolución de la pantalla de forma automática y contextual, creada en base a la información que ofrece la señal con resolución menor. Y la diferencia, como es evidente, se hace notar en gran medida cuando se aprovecha un formato 4K 'puro'.