La tecnología, ¿posible vía hacia una vivienda más asequible y sostenible?
La industria debe fomentar la investigación en nuevos materiales y desarrollar soluciones para la gestión energética

En el mundo desarrollado, pasamos entre el 80% y el 90% de nuestro tiempo en edificios. Centros comerciales, escuelas, oficinas o viviendas son los espacios donde desarrollamos una parte importante de nuestra actividad diaria. No es extraño, por tanto, que el 38% de las emisiones de CO2 en el mundo se deban a la construcción y operación de edificios.
En muchos países desarrollados, los valores de los activos inmobiliarios, y en particular los de la vivienda, han crecido más rápido que el PIB (o que el ingreso medio) durante períodos prolongados. Este crecimiento, junto con otros factores como el aumento de la población, la concentración en las ciudades, la escasez de suelo, el encarecimiento de los materiales, entre otros, ha contribuido a que la vivienda asequible sea un problema creciente en determinadas regiones europeas.
Por si fuera poco, un porcentaje significativo de los trabajadores del sector de la construcción tiene más de 50 años, lo que plantea un desafío importante en términos de relevo generacional. Este fenómeno podría acentuar la escasez de mano de obra cualificada, un problema que ya enfrenta el sector, especialmente tras la disminución de actividad que siguió a la crisis financiera de 2008.
Ninguno de estos retos es menor y, combinados, hacen que el sector de la construcción esté teniendo que abordar un proceso de transformación e innovación sin precedentes. En Nausika somos conscientes de que la vivienda, una de las principales preocupaciones de los españoles, es un tema de gran complejidad que debe abordarse desde múltiples perspectivas. En este artículo nos centraremos en las posibilidades que ofrece la tecnología para mejorar la sostenibilidad y reducir los precios de la vivienda nueva.
Las técnicas de construcción han evolucionado considerablemente en las últimas décadas, no solo para optimizar los tiempos y los costes, sino también para hacer frente a los desafíos ambientales. En España, el Código Técnico de Edificación ha evolucionado pasando de normas técnicas enfocadas en seguridad y habitabilidad a un marco mucho más completo que incorpora eficiencia energética, energías renovables, reducción de emisiones, gestión de residuos y economía circular.
La certificación verde ha pasado de ser un diferenciador en la valoración inmobiliaria a una demanda de mercado. Hoy en día las exigencias regulatorias hacen que las nuevas construcciones tengan que cumplir altos estándares de eficiencia energética, y la adopción de energías renovables (solar o geotérmica) está cada vez más generalizada. La adopción de materiales verdes y prácticas de construcción sostenible no solo es un imperativo ambiental y regulatorio: los clientes de vivienda nueva lo perciben como una característica del mercado actual.
Sin duda, queda camino por recorrer. La adopción de materiales sostenibles, como el cemento reciclado o materiales de bajo impacto como la madera, aún enfrenta obstáculos relacionados con la falta de escala. Esta limitación impide la reducción de precios, lo que, a su vez, dificulta su adopción en proyectos, ya que los costes adicionales de la innovación temprana son difíciles de asumir.
Sin embargo, el mayor potencial de transformación para conseguir resolver algunos de los retos mencionados se encuentra en convertir la construcción en una industria de productos y no de proyectos. A los arquitectos, igual que a otros artistas, el diseño modular y la fabricación en serie puede no parecerles la solución más atractiva. Los clientes también tienen serias dudas sobre cómo pueden afectar estas soluciones constructivas a las adaptaciones que toda vivienda necesita a lo largo de su ciclo de vida. Sin embargo, al construir componentes de edificios en fábricas controladas, se mejora la precisión, se reduce el tiempo de construcción y también los materiales desperdiciados durante la construcción en el lugar. También se ha demostrado que son soluciones efectivas para mejorar la eficiencia energética en los edificios. La reducción de plazos y costes puede facilitar la entrega de vivienda asequible a precios más bajos, aunque este es un problema muy complejo que no se resolverá solo por atacar un único factor, el de los costes de construcción.
Otra de las innovaciones más significativas son las llamadas viviendas bioclimáticas, que se adaptan al clima local y maximizan el aprovechamiento de los recursos naturales, como la luz solar y la ventilación natural. A través de un diseño inteligente, estos edificios pueden mantener una temperatura interior confortable durante todo el año sin necesidad de un alto consumo de energía.
Las tecnologías de la información y la inteligencia artificial no solo están contribuyendo a la redefinición del sector, sino que también mejoran la precisión del diseño y la planificación, reduciendo plazos y costes asociados a la preparación de la documentación para la obtención de licencias y la ejecución de los proyectos.
La fabricación robótica será esencial para hacer realidad la construcción modular. El uso de drones con tratamiento digital de imágenes en las distintas fases de la construcción mejora la seguridad de los profesionales y permite identificar posibles fallos en etapas tempranas. Los sistemas inteligentes para la operación del edificio, los sistemas domóticos, permiten gestionar de manera eficiente el consumo de electricidad, agua y calefacción, adaptando los recursos a las necesidades de los habitantes. Por ejemplo, los termostatos inteligentes bien ajustados pueden reducir el consumo energético hasta un 25%. Esta automatización no solo mejora la eficiencia energética, sino que también proporciona un mayor confort y bienestar a los residentes.
En definitiva, la tecnología está abriendo un abanico de posibilidades para mejorar la sostenibilidad de la construcción y las viviendas. Desde el uso de materiales reciclados y la implementación de diseños bioclimáticos, hasta la automatización y la integración de energías renovables, las innovaciones tecnológicas están reduciendo las emisiones y mejorando la eficiencia energética de los edificios.
Sin embargo, aún queda trabajo por hacer. Es esencial que la industria adopte estas tecnologías a gran escala, fomente la investigación en nuevos materiales y siga desarrollando soluciones inteligentes para la gestión energética. Solo así el sector de la construcción podrá desempeñar un papel todavía más activo en la lucha contra el cambio climático para construir un futuro más sostenible a la vez que se reducen los costes de construcción, lo que debería repercutir en viviendas más sostenibles y asequibles.

