Es hora de que Equinor se haga con el resto de Orsted
Una alianza basada en acciones del grupo danés con el noruego está pasando de ser descabellada a factible

La caída del sector eólico marino ha dejado a Orsted en una situación delicada, y a Equinor, frustrada. A pesar de las recientes reparaciones de su balance, el grupo danés –valorado en 167.000 millones de coronas danesas, o 22.000 millones de euros al cambio actual– tiene una estrategia que depende de una parte problemática de la transición energética. Una alianza basada en acciones con su rival noruego, valorado en 58.000 millones de dólares (50.000 millones de euros), está pasando de ser descabellada a factible.
La inflación de los costes, los cuellos de botella en el suministro y un Gobierno estadounidense que ha recortado las subvenciones y detenido proyectos en fase de construcción han golpeado duramente al sector de la energía eólica marina. El proyecto Sunrise Wind de Orsted provocó la emisión de derechos por valor de 60.000 millones de coronas danesas (8.000 millones de euros) por parte de la empresa en octubre. Dinamarca, que sigue siendo propietaria del 50,1%, y Equinor, el segundo mayor accionista con un 10% (adquirido en 2024), se vieron obligados a aportar fondos. Equinor inyectó cerca de 900 millones de euros.
Orsted declaró el día 5 que no tenía planes de adquirir el negocio de renovables de Equinor, que ha propuesto estrechar los lazos entre ambas empresas, y que sostiene que la industria de la eólica marina necesita una consolidación. El presidente de Equinor, Jon Erik Reinhardsen, declaró en septiembre que la empresa tenía “una mentalidad abierta en cuanto a las consecuencias” cuando se le preguntó si podría aumentar su participación en Orsted. La firma noruega anunció en septiembre que tenía previsto presentar un candidato para el consejo de administración de la danesa.
Equinor es una gran empresa petrolera y gasística que ha reducido hace poco sus gastos en bajas emisiones de carbono y ha recortado sus ambiciosos objetivos en materia de energías renovables para 2030. Sin embargo, sigue aspirando a alcanzar entre 10 y 12 gigavatios (GW) de capacidad. Según Bernstein, hacerse con el control de Orsted le proporcionaría una flota conjunta de 12 GW de proyectos en funcionamiento y en construcción, sobre una base proforma.
También podría ser beneficioso desde el punto de vista financiero. Pagar una prima de capital del 30% y asumir una deuda neta de 2.600 millones de euros daría a Orsted un valor empresarial de alrededor de 32.000 millones. Con un beneficio operativo neto después de impuestos de 3.000 millones en 2028, según las previsiones de los analistas recopiladas por Visible Alpha, Equinor podría obtener un rendimiento del capital invertido del 7%, por encima del coste de capital de Orsted, estimado por los analistas de Citi en aproximadamente el 6%. Dado que las empresas operan codo con codo en el mar del Norte del Reino Unido, la costa este de Estados Unidos y Polonia, las sinergias derivadas de la puesta en común de los costes de adquisición, desarrollo y financiación podrían aumentar este rendimiento.
El principal obstáculo siempre ha sido la política. Hace menos de cinco años, la capitalización bursátil de Orsted era cinco veces mayor, por lo que el Gobierno danés sería acusado de vender las joyas de la corona. Pero el capital barato y las generosas políticas que contribuyeron a inflar esa valoración han desaparecido, y es posible que los daneses ya no consideren que gastar el dinero de los contribuyentes para sostener a una estrella caída sea la opción más sensata.
Una alianza implicaría una pugna política sobre el importe de la prima pagada y sobre si debería haber intercambio de dinero. Pero proporcionaría una mayor seguridad en el balance y una base más sólida en Estados Unidos. A medida que la construcción de aerogeneradores se extiende por todo el mundo, los activos no se consideran a nivel local como un tesoro nacional que hay que atesorar, ni como un riesgo para la seguridad si cambia la propiedad.
Copenhague, por su parte, podría sentirse más cómoda con un socio nórdico que es propiedad en más de un 70% del Gobierno noruego que con rivales como la alemana RWE o Adnoc, de Emiratos Árabes Unidos.
Los inversores de Orsted llevan tiempo al tanto de la posible alianza con Equinor. Incluso bromean llamando a la posibilidad de que esta acuda al rescate de aquella la “put de Equinor”. Puede que haya llegado el momento de ejercer esa opción.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

