La inmigración estimula el crecimiento
Se debe combinar el aumento de la actividad debido al incremento de la mano de obra con mejoras de la productividad
Actualmente, la importancia de las fronteras es un factor fundamental en la reconfiguración geopolítica de las relaciones internacionales y la definición misma del Estado.
Muchos expertos consideraban que la globalización económica sería el fin de los territorios y de las fronteras. Sin embargo, con el paso del tiempo ...
Para seguir leyendo este artículo de Cinco Días necesitas una suscripción Premium de EL PAÍS
Actualmente, la importancia de las fronteras es un factor fundamental en la reconfiguración geopolítica de las relaciones internacionales y la definición misma del Estado.
Muchos expertos consideraban que la globalización económica sería el fin de los territorios y de las fronteras. Sin embargo, con el paso del tiempo la globalización ha sido incapaz de desbordar estas. Aunque las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación las han fragilizado, no han podido extinguirlas. Al contrario, se han multiplicado debido al mayor número de Estados.
Hoy, con los medios de transporte actuales habría sido mucho más difícil que el protagonista de la novela de Julio Verne hubiese efectuado la vuelta al mundo en ochenta días. No podría gestionar los permisos electrónicos, pasaportes y visados necesarios en la mayoría de las fronteras. Es una dificultad añadida para entrar en cualquier país.
En este sentido, la movilidad humana, debido a la globalización económica, promueve los derechos humanos que a menudo enmarcan las políticas de inmigración y de asilo, que se han enfrentado, en diversos conflictos y en la formación de identidades nacionales, contra los migrantes durante los últimos años.
La apertura de las fronteras supone un reto del siglo XXI. Para algunos, una utopía, y para otros, un objetivo susceptible de poner fin a las tragedias de miles de personas clandestinas que mueren a las puertas de las fronteras de los países ricos.
Las causas de los movimientos migratorios pueden ser diversas (económicas, políticas, sociales, ambientales) como también sus consecuencias (impactos demográficos, económicos, sociales y culturales).
En 2024, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimaba que había en el mundo aproximadamente 304 millones de emigrantes internacionales (3,7% de la población mundial). Si bien la mayoría de personas emigran por elección propia, otras lo hacen por necesidad.
En este contexto, la inmigración hacia España, en los últimos años, ha sido importante, y nuestro país es uno de los principales receptores de inmigrantes en la UE. Aproximadamente 7,05 millones a 1 de julio de 2025, frente a 1,7 millones en 2002, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El crecimiento demográfico de España en lo que va de siglo es debido, casi en su totalidad, a la recepción de inmigrantes. La población nacida en España ha disminuido, mientras que la nacida en el extranjero ha aumentado considerablemente, según el INE. Así, la población residente en España, en julio pasado, se situó en 49,3 millones de habitantes.
Todo ello conlleva que la población inmigrante tenga un fuerte impacto en el mercado laboral. Hay que destacar que, entre finales de 2023 y el tercer trimestre de 2025, alrededor del 40% de los empleos creados fueron ocupados por extranjeros, según datos de la EPA (Encuesta de Población Activa). De este modo, han contribuido al dinamismo del PIB y del empleo de la economía española.
La importancia de estos datos sugiere la conveniencia de analizar los efectos de la población inmigrante sobre el crecimiento económico y la productividad. Así, el incremento del Producto Interior Bruto (PIB) español alcanzó el 3,1% en 2024. Según el Banco de España, la contribución de la población inmigrante al crecimiento del PIB se situó entre los 0,4 y 0,7 puntos porcentuales.
Según la EPA, en el tercer trimestre de 2025, la tasa de empleo (porcentaje de la población de 16 años o más que está empleada) de los extranjeros (58,7%) es mayor que la de la población española (52%). Lo mismo sucede con la tasa de actividad (porcentaje de la población en edad de trabajar que está activa), que fue superior (69%) a la de los españoles (56,6%). Ello demuestra que el nivel de ocupación y participación en el mercado laboral entre los extranjeros en edad de trabajar, en comparación con los españoles, es mayor.
El nivel educativo es un factor importante que juega un papel fundamental en la integración en el mercado de trabajo. Las personas con un nivel de formación bajo tienen menos oportunidades laborales y, por consiguiente, mayores tasas de desempleo y mayores dificultades para conseguir empleos cualificados
Según el Banco Mundial, el PIB real de España en paridad de poder adquisitivo ha crecido un 6,8% desde 2019. A pesar de este incremento, su distribución ha sido desigual entre la población (3,1% en términos per cápita). Ello podría ser consecuencia de diversos factores, entre ellos, el aumento de la población o la desigualdad de ingresos.
En este sentido, se ha configurado una segmentación del mercado de trabajo como consecuencia de que los inmigrantes se concentran en puestos de trabajo con inferior cualificación y son actividades de menor valor añadido y, por lo tanto, sus ingresos laborales son inferiores. En concreto, segregando por sectores, las ramas más importantes fueron servicios domésticos (70% son inmigrantes), hostelería (45%), construcción (32%) y agricultura (31%); es donde a menudo hay escasez de mano de obra. Recientemente el Banco de España ha estimado que el déficit de mano de obra que necesitaremos será de “alrededor de 25 millones de inmigrantes en los próximos 30 años”.
En definitiva, si queremos que el nivel de vida mejore, es fundamental que la productividad también lo haga. El Financial Times advierte de que se debe combinar el crecimiento impulsado por la inmigración con mejoras de la productividad con el objeto de no provocar una disminución del crecimiento económico y la explosión de la desigualdad. Así pues, tendremos que reflexionar sobre los cambios que se avecinan en el mundo para no descuidar la cohesión social.