Los altos precios hacen saltar costuras en los parqués
En qué medida se cosan o se rasguen dependerá del escenario macro, el ánimo inversor y la capacidad de los mercados para amplificar o mitigar las turbulencias


Oracle subió en Bolsa un 36% para superar el billón de dólares de valoración y convertir a su cofundador Larry Ellison en el hombre más rico del mundo por un breve periodo. Fue el 10 de septiembre, después de firmar un macroacuerdo con Nvidia para levantar centros de datos por 300.000 millones. Menos de dos meses después, Oracle ha perdido todo lo ganado y su deuda sufre la presión de los inversores. Los ambiciosos planes de expansión de Meta en la IA fueron castigados con un desplome del 10%. Los inversores no recelan de la IA, pero miran con creciente preocupación los elevados precios de sus acciones y la alegría con la que las empresas invierten en los centros de datos.
De momento, el cambio se aprecia más en el ánimo inversor que en los precios: aunque Oracle se desploma el 34% desde máximos y Meta el 25%, las caídas en otros gigantes de la IA rondan apenas el 10%. Pero el rumor de la posible burbuja, su comparación con el año 2000, resuena de forma atronadora, como demuestran tanto la creciente volatilidad del mercado como las opiniones de los gestores de fondos.
No es el único elemento de riesgo sobre la mesa, pero sí un factor crítico que modifica la lente con la que se observa la realidad. A los inversores les preocupa también el riesgo de que la inflación en EE UU repunte, el crecimiento o la posible estanflación. Las tensiones geopolíticas y el crédito privado... Todos elementos que no son nuevos.
Tampoco es la primera vez que el mercado duda de las valoraciones de la IA y, por tanto, es una incógnita si estas han tocado techo o no. 2025 ha dado varios correctivos a las conclusiones categóricas en los mercados financieros. En los dos sentidos; si algo parecía claro era que este era el año dorado de las criptos, cuando a fecha de hoy habría sido mejor invertir en letras del Tesoro que en bitcoins. El crac a cámara lenta de este sector también es un indicador de aversión al riesgo entre los inversores, despojada la divisa del aura de dinero rápido y más sujeta a los cambios de ánimo del mercado, al no estar respaldada por nada tangible.
No, no sabemos si algo se ha roto en el mercado, pero es verdad que, sujeto a tensión por las altas valoraciones y sin el comodín de la Fed en el horizonte, están saltando algunas costuras. En qué medida estas se cosan o se rasguen dependerá de tres factores interrelacionados, y a cual más incierto: el escenario macro, el ánimo inversor y la capacidad de los mercados para amplificar o mitigar las turbulencias.

