Ganar la carrera del silicio
El imparable crecimiento de la inteligencia artificial ha convertido la capacidad de cómputo en el recurso más valioso del mundo

No es el oro, ni el petróleo, ni los datos. El imparable crecimiento de la inteligencia artificial ha convertido la capacidad de cómputo en el recurso más valioso del mundo. Sin embargo, el suministro global de semiconductores no logra satisfacer la creciente demanda.
Más del 80% de los compradores ya experimentan problemas de suministro, y tres cuartas partes admiten depender de un grupo muy reducido de fabricantes. Solo unas pocas empresas dominan las tecnologías necesarias para producir chips de alto rendimiento, lo que genera cuellos de botella globales.
Lo revela el informe Winning the Silicon Race, elaborado este mismo mes por el IBM Institute for Business Value y SEMI, la asociación que agrupa a todos los actores de la cadena de suministro de diseño y fabricación de semiconductores y productos electrónicos. El estudio recoge las opiniones de 800 ejecutivos de la industria tecnológica, y no hace sino reflejar algo que ya preocupa desde hace tiempo a Gobiernos, instituciones y empresas de todo el orbe. La demanda de chips avanzados para IA crecerá entre un 50% y un 70% de aquí a 2028.
Las empresas compradoras y proveedoras de chips tienen motivos para preocuparse ante esta escasez estructural, que combina tensiones geopolíticas, limitaciones técnicas y fuertes presiones energéticas. El coste y tiempo de construcción de fábricas, junto con la transferencia de conocimiento especializado, complican la ampliación de la producción.
Ante este panorama, sugiere el estudio, los compradores deben transformarse en socios estratégicos “irremplazables”. Más del 80% de ellos afirma estar fortaleciendo alianzas a largo plazo con fabricantes, compartiendo conocimiento sobre requisitos técnicos y cofinanciando proyectos. Estas relaciones pueden incluir compromisos multianuales de compra, codesarrollo o apoyo en gestión de la cadena de suministro. Cuanto más integradas estén las relaciones comprador-proveedor, mayor prioridad obtendrán en la asignación de chips en momentos de escasez.
Resiliencia local y soberanía
El problema se complica especialmente en Europa, donde muchos ya dan por perdida la batalla de los chips. La concentración geográfica de la producción de semiconductores en regiones como Asia oriental y EE UU es un hecho y supone un hándicap para el viejo continente.
Y eso que la concienciación es clara. El informe señala que el 91% de los compradores trabaja para diversificar su base de proveedores y que cerca del 80% considera esencial acceder a chips, talento y plataformas de IA locales. La creación de ecosistemas regionales no solo fortalece la resiliencia ante disrupciones y tarifas, sino que también impulsa la innovación.
Pero los avances son lentos: se estima que para 2028 solo la mitad de las necesidades regionales de chips y hardware de centros de datos podrá cubrirse localmente. El desarrollo de capacidad regional requiere grandes inversiones iniciales y horizontes de retorno prolongados. Mientras una fábrica de chips necesita unos 75 meses para recuperar la inversión, un nuevo chip de IA puede tardar 41 meses. Por ello, el 84% de los ejecutivos considera que los subsidios estatales son clave para la competitividad del sector.
No es el único problema que enfrenta la escasez de chips y la democratización del uso de la IA. El consumo energético se está disparando. Según la Agencia Internacional de la Energía, el consumo eléctrico de los centros de datos se duplicará hacia 2030, alcanzando niveles comparables al consumo anual de Japón. Aunque la atención actual se centra en el entrenamiento de modelos, se espera que hacia ese año el foco se desplace hacia la inferencia y despliegue en dispositivos físicos, donde la eficiencia energética será crítica.
El 82% de los compradores busca chips especializados por tarea para reducir el gasto energético, y casi el 90% de los proveedores anticipa un aumento en la demanda de sistemas en chip (SoC) y chiplets personalizados que equilibren rendimiento, coste y consumo. Además, el 70% de los fabricantes de maquinaria y materiales trabaja en procesos de fabricación más sostenibles, y un 65% confía en que la propia IA acelerará esos avances.
La clave puede estar, como siempre, en la innovación. El 88% de los proveedores espera la llegada de alternativas como la computación fotónica, neuromórfica o cuántica en los próximos tres años. Estas innovaciones prometen un salto cualitativo en capacidad y velocidad, especialmente para cargas de trabajo complejas, como la inteligencia artificial general.
Los compradores, por su parte, pueden obtener ventajas competitivas mediante la personalización del silicio, identificando qué funciones requieren chips a medida, y participando en el codesarrollo. La adopción temprana de nuevas tecnologías –por ejemplo, colaborando en pruebas piloto o simulaciones compartidas– permitirá acelerar el aprendizaje y reducir riesgos.
Estrategias empresariales
Frente a la previsible y casi inevitable escasez de chips, el informe aporta tres recomendaciones para aquellas empresas que quieran seguir siendo competitivas en los años venideros. Convertirse en socios preferentes de los proveedores, fomentar ecosistemas regionales e innovar hacia la eficiencia y la especialización.
La carrera por el silicio no se ganará únicamente con capacidad productiva, sino con colaboración estratégica, diversificación geográfica y eficiencia energética. Las empresas que entiendan mejor este reto estarán preparadas para asegurar su ventaja competitiva en la era de la inteligencia artificial.
Algo parecido podría aplicarse a España como país, ya que tiene la oportunidad de posicionarse como un nodo estratégico dentro de las cadenas regionales europeas. En un contexto de escasez y dependencia, el país debería fortalecer su capacidad de diseño, ensamblaje y prueba de chips, más que intentar competir en la fabricación avanzada, que requiere inversiones multimillonarias.
La clave está en atraer inversión extranjera, apoyar la expansión del Perte Chip y fomentar alianzas con grandes fabricantes europeos y con actores tecnológicos locales en sectores como automoción, energías renovables o telecomunicaciones. Además, España puede aprovechar su red de centros de datos y su capacidad energética para ofrecer una infraestructura estable y sostenible a las empresas del sector.
Al mismo tiempo, debe apostar por formar y retener talento especializado en microelectrónica e inteligencia artificial, reforzando la conexión entre universidades, centros tecnológicos y empresas. Si España combina políticas industriales coherentes, formación técnica avanzada y energía competitiva, puede convertirse en un actor relevante en el ecosistema europeo de semiconductores, reduciendo su vulnerabilidad ante futuras crisis de suministro y participando activamente en la transición tecnológica que impulsa la IA.

