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Los bancos centrales, espejo de la fosa entre EE UU y Europa

Europa tiene demasiados problemas para estar en posición de dar lecciones, pero al menos no se provoca heridas autoinfligidas

La fractura tectónica en el océano Atlántico desde la segunda llegada al poder de Donald Trump se va enfriando a medida que pasan los meses y el mundo económico y político asume una realidad de nuevo cuño. Los seísmos son menos frecuentes, porque la fosa abierta entre Europa y Estados Unidos ya es suficientemente amplia y porque el acuerdo comercial ha servido para consolidar expectativas. El terreno de juego está definido.

Como un reflejo a escala de la coyuntura económica y la política de cada una de las áreas económicas, dos de las tres mayores del mundo, la situación de su política monetaria es inversa. Mientras, el BCE parece haber encontrado, a juzgar por la reunión del consejo de gobierno celebrada ayer, una cierta estabilidad dentro de este huracanado 2025. El banco ha decidido por unanimidad mantener los tipos de interés, está cómodo con la inflación y ha mejorado las previsiones de crecimiento de este año a resultas del acuerdo comercial con Estados Unidos. Las perspectivas son más tibias que alentadoras, pero el contraste con el arranque de año parece dar algo de estabilidad a los agentes económicos. Están por ver, eso sí, los efectos de segunda ronda de los aranceles, en particular en lo relativo a la inversión y el empleo de las empresas de perfil exportador. Y Lagarde se permite, con la diplomacia propia de su puesto, recordar a su propio presidente la conveniencia de cumplir la senda de estabilidad.

En el otro extremo de la galaxia, Jerome Powell dio el mes pasado la señal de que retomaría las bajadas de tipos, tras una pausa que empezó en diciembre motivada por el incierto efecto de los aranceles sobre la inflación. Los datos han suavizado estos temores, pero reforzado el impacto sobre el crecimiento. De ahí que el mercado espere tres bajadas de tipos este año. Pese a la incertidumbre extrema, la política monetaria es el menor de los problemas de la Reserva Federal, asediado Powell por los ataques personales de la Casa Blanca y la disidencia interna cercana a Trump dentro de un nada disimulado asalto a la independencia del banco central.

Europa tiene demasiados problemas para estar en posición de dar lecciones. Pero, dentro de un entorno negativo, al menos no se provoca heridas autoinfligidas. Solapado por la euforia tecnológica de Wall Street, el resultado definitivo del huracán Trump sobre la economía de EE UU depende de una ecuación con multitud de factores, aún más incógnitas y unas derivadas que aún no conocemos.

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