Empleo estancado, pero robusto
La foto fija de julio deja notas positivas, algunas lecciones y varios retos


El empleo continúa siendo una de las grandes fortalezas de la economía española, a pesar de que julio ya no arroje los datos positivos a los que acostumbraba antes de la reforma laboral de 2022. En el séptimo mes del año, el mercado laboral apenas ganó 4.408 afiliados, mientras que el paro registrado menguó solo en 1.357 desempleados. La modestia de los datos se debe, principalmente, a los límites a la temporalidad impuestos por la reforma impulsada por la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y a cierta anticipación de las contrataciones veraniegas.
Aunque ya no sea el mes boyante que fue durante décadas, los resultados de julio arrojan notas positivas: el desempleo es el menor en este mes de los últimos 18 años, impulsado a la baja por los menores de 25 años. Y la robustez del mercado laboral se mantiene, pese a que en los datos de julio se pueda intuir cierta (y lógica) atonía. La afiliación sigue engordando poco a poco el récord de los 21 millones, un volumen de empleo que no se puede entender sin la inmigración y el consiguiente aumento poblacional, y el paro avanza en su tendencia a la baja, aunque sigue sin poder medirse de tú a tú con los países de nuestro entorno.
Además, la estacionalidad, mal endémico de economías dependientes del turismo, muestra cierta regresión, para mayor satisfacción del Ejecutivo. Las cifras publicadas por Trabajo y Economía parecen indicar que, gracias también a las restricciones a la temporalidad, sectores como el turístico están adelantando las contrataciones, lo que se traduce en menores picos en los meses de gran actividad. Está por ver, eso sí, si el patrón perdura con el paso del tiempo y, sobre todo, si se traduce en un mantenimiento de todo ese empleo creado.
La foto fija de julio deja, con todo, algunas lecciones y retos: pasados más de tres años desde la reforma laboral, es ya evidente que su cruzada contra la temporalidad no ha logrado penetrar en algunos sectores, como la educación o la sanidad. Como acostumbra, el sector educativo vuelve a registrar un parón de empleo en los meses estivales. En sentido contrario, el sector sanitario arroja subidas de empleo por el refuerzo de personal en zonas turísticas. Ambos, uno a la baja y otro al alza, son caras de una misma moneda: la extrema temporalidad de dos sectores socialmente muy sensibles, en los que domina el empleo público y en los que, a la vista de los últimos datos, siguen quedando tareas pendientes.

