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Cómo vender como un éxito ceder ante Trump para no acabar peor

El acuerdo de Japón parece haber inspirado a Bruselas

Apenas dos días después del revés que se llevó en el Parlamento la coalición gobernante en Japón, su primer ministro, Shigeru Ishiba, presumía de haber sacado al implacable –al menos cuando hay cámaras delante– Donald Trump el mejor acuerdo comercial de entre todos los países que tiene un superávit con Washington. Un giro que, dicen, manda al traste la ambiciosa estrategia de aranceles sectoriales de Trump: de clamar por tarifas diferentes para automóviles, medicamentos, acero o semiconductores a una tarifa plana del 15%. Pero, ojo, ese 15% no es una tasa despreciable.

El acuerdo nipón parece haber resultado inspirador para la Unión Europea, que no quiere esperar al 1 de agosto para lidiar con Washington y apunta a unas tarifas parecidas. Una tasa menos dañina que el 30% que estaba sobre la mesa, pero peor que el escenario de partida, el previo al famoso “Día de la Liberación”. Ahora Bruselas tendrá que convencer de una cesión ante Washington con el único argumento de que podía ser mucho peor.

El Gobierno, camino a emular los Presupuestos de Montoro

Resulta que el Gobierno ya va tarde con los Presupuestos de 2026, después de no haber conseguido sacar adelante los de 2025. Los vientos parlamentarios no favorecen al Ejecutivo, que esta semana sufrió un nuevo revés parlamentario y vio cómo caía el decreto antiapagones, para desgracia bursátil de las eléctricas. Así las cosas, a las cuentas públicas vigentes se les está empezando a poner cara de los famosos Presupuestos de Montoro, aquellos que, de tanto ser prorrogados, llegaron a operar bajo un Ejecutivo socialista. Quizá no sea este el mejor momento para emular los hitos del exministro de Hacienda.

A Lagarde y a los tipos les toca descansar

Han sido un par de años complicados para Christine Lagarde, todo el día pegada al teléfono, soñando con el IPC como quien soñaba con los exámenes en la Universidad –un ejemplo no aplicable a Noelia Núñez–, pero parece que después de la tormenta se acerca la calma. A la subida rápida de los tipos de interés le siguió una corta pero intensa época de tipos altos, que precedió a una bajada paulatina. Ahora, con la inflación más o menos controlada, Fráncfort se prepara para una pausa y ya en septiembre, con las energías renovadas, bajarán un poco más el precio del dinero. La economía lo agradecerá, al menos a priori. Y Lagarde se prepara para apagar el teléfono y dormir tranquila, sabiendo que los precios están bajo control (que no bajos).

La frase

Nuestros tipos deberían ser tres puntos más bajos de lo que son, lo que nos ahorraría un billón de dólares al año. Este tipo obstinado de la Reserva Federal simplemente no lo entiende
Donald Trump, presidente de Estados Unidos

La rebelión de las máquinas será de lo más humana

Si ayer comentábamos en estas líneas que la explicación de los sesgos de la inteligencia artificial es tan simple como que se parece a sus creadores –los humanos–, hoy no podemos sino reiterarlo: la firma Antrhopic ha anunciado que, arrinconado, un modelo de IA al que se le había amenazado con la sustitución –con la muerte, vamos– se revolvió contra su jefe y acabó extorsionándole: le amenazó con publicar correos en los que se revelaba que tenía una aventura extramatrimonial. Resulta, para sorpresa de nadie, que una IA educada por el lenguaje, historia y actividad humanos es capaz de comportamientos no éticos, hacer chantaje o filtrar secretos corporativos. Resulta, con todo, un consuelo: la rebelión de las máquinas será de lo más humana.

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