Un auténtico frenesí haría subir aún más a Nvidia
No resulta evidente que la acción sea cara en relación con el impulso real que la IA supondrá para el negocio

Nvidia ganó la carrera hacia una valoración de cuatro billones de dólares, convirtiéndose el miércoles en la primera empresa en superar el umbral. Lo hizo a una velocidad extraordinaria, impulsada por un auge de la inteligencia artificial que hizo indispensables sus chips. Históricamente, las acciones que suben más rápido tienen más probabilidades de desplomarse. Pero no se sabe hasta dónde puede perdurar la exuberancia racional o irracional. Si los inversores alcanzaran un frenesí igual al de la burbuja puntocom, igualando el múltiplo de valoración máxima de Cisco Systems. Nvidia valdría casi cuatro veces más..
La empresa dirigida por Jensen Huang ya ha visto cómo sus acciones se cuadruplicaban en los últimos dos años. Sin embargo, no resulta evidente que sea cara en relación con el impulso real que la IA supondrá para el negocio. Sus acciones se cotizan a unas 34 veces los beneficios previstos para el próximo año, según datos de LSEG, mucho menos que, por ejemplo, el fabricante de automóviles Tesla.
Las ganancias deberían superar los 100.000 millones de dólares este año, según las estimaciones, unas 165 veces más que hace una década. Además, gigantes tecnológicos como Amazon.com y Microsoft, así como startups capaces de gigantescas recaudaciones como OpenAI, se apresuran a construir centros de datos repletos de equipos Nvidia. La tensión es evidente, pero mientras los constructores se vean recompensados con más ingresos y valoraciones más altas, probablemente continuarán. La cuestión es si estas recompensas se evaporan. Investigadores de Harvard concluyeron que las subidas bruscas, definidas como el hecho de que las acciones de un sector se duplicaran con creces en dos años, no predecían los rendimientos futuros, pero sí indicaban mayores probabilidades de desplome. Tiene sentido: a medida que aumenta la velocidad de revalorización de las acciones, la explicación que la justifica debe ser más excepcional. Si el futuro decepciona, las acciones caen.
Los escépticos pueden perder la camisa si esperan un desplome demasiado pronto. La empresa de redes Cisco disfrutó de una subida similar a finales de los 90, cuando el mundo se conectó a Internet. Su jefe, John Chambers, dijo que los ingresos podrían crecer un 50% anual “a largo plazo”. El precio de sus acciones se disparó hasta 130 veces los beneficios estimados, según JPMorgan. Si Nvidia alcanzara un múltiplo similar, hoy valdría más de 15 billones de dólares.
El posterior crecimiento de los ingresos de un solo dígito provocó una caída de las acciones de Cisco de aproximadamente el 90%. El documento de Harvard señala signos que aumentan el riesgo de desplome, como una mayor volatilidad y subidas de precios desproporcionadas entre las empresas más nuevas. A medida que el mercado de ofertas públicas iniciales vuelve a la vida, es una guía potencial para adivinar cuándo el frenesí de la IA ha alcanzado niveles verdaderamente ridículos.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Pierre Lomba Leblanc, es responsabilidad de CincoDías.
