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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un toque de atención

Que el primer trimestre haya sido el peor en más de una década debe poner alerta a los actores económicos, sin alarmismos

CINCO DÍAS

La Encuesta de Población Activa del primer trimestre deja un abultado crecimiento del paro en España. Este creció en casi 194.000 personas con respecto al trimestre precedente, casi ocho décimas en términos porcentuales, lo que sitúa la tasa de paro en casi un 11,4%. No son cifras para alertarse, pero tampoco para pasarlas por alto como si nada hubiera sucedido: desde 2013 no se vivía un primer trimestre tan malo en términos de desempleo.

El arranque del año es tradicionalmente el peor periodo del año para el mercado laboral español. Este sigue siendo en gran parte dependiente, como el conjunto de la economía, de los sectores vinculados al turismo. Y en ejercicios como este 2025, cuando la Semana Santa se ha celebrado en abril, la estadística del primer trimestre sufre porque no se beneficia de esa tracción. Eso es también lo que explica que la ocupación cayera en 92.500 personas, con un desplome en la hostelería como nunca se había visto desde el arranque de la serie estadística del INE en 2008: perdió más de 142.000 empleos, neutralizando cualquier ganancia en otros sectores y arrastrando el balance general hacia el lado negativo.

Las cifras son, por tanto, otra evidencia de que el mercado laboral sigue muy condicionado por la estacionalidad. Y aunque no impiden reconocer que se ha mejorado en este aspecto en los últimos años, deben verse como un recordatorio del largo camino que queda por hacer.

La contextualización ayuda a entender los datos y en cierto modo los hace menos sorpresivos. Y la comparación con el mismo trimestre de 2024 ayuda relativizar el golpe. Pese al revés, España sigue teniendo muchas más personas trabajando, y menos paro, que en el arranque del año anterior. Entonces también hubo cifras negativas. Y eso no impidió que 2024 fuera, en conjunto, un buen año para el empleo, como también lo fue para el crecimiento económico.

El motivo es que, por encima de las peculiaridades de cualquier mercado laboral, nada impulsa este más que la buena marcha de la economía general. España recibió la semana pasada el espaldarazo del FMI: se estima que sea el país que más crezca entre las grandes economías avanzadas. Ello augura un buen 2025 también en términos de empleo. Pero el hecho de que el primer trimestre haya sido el peor en más de una década debe poner alerta a los actores económicos. Sin alarmismos, pero conscientes de que es una llamada de atención. Más todavía en la situación de alta incertidumbre que rodea a la economía general desde el retorno de Trump a la Casa Blanca y la amenaza de una guerra comercial global.

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